De Providence, de Juan Francisco Ferré, p.184-185
Una sociología, una política, una historiografía, un encefalograma de la especie, una estratigrafía de la mente humana en un período de grandes mutaciones, todo eso y más cosas supone la aparición y el increíble desarrollo del medio fílmico desde finales del diecinueve hasta la actualidad como prolongación necesaria de la era industrial (ésta era una de las ideas principales con que pensaba abordar la realización de un documental sobre la ciudad china de Shanghái que pospuse por venir a PVD). El cine es el medio artístico a través del que toda la cultura humana, y todas las culturas humanas, con todo su bagaje de leyenda, experiencia cotidiana e historia, es transferida a un formato tecnológico y acomodada a un estadio o modo de producción acorde con los desarrollos más avanzados del capitalismo. En este sentido, me parece banal la comprensión del cine que lo reduce a peregrinas cuestiones de estilo o calidad artística o se
da en la admiración ciega por unos cuantos directores y unas cuantas películas, no importa la nacionalidad de origen o el período de pertenencia, sin comprender la trascendencia y el verdadero significado de su aparición como medio masivo en un momento determinado de la historia humana.
No puedo ver una cámara sin pensar en el modo en que el mundo se organiza a su alrededor, en que sobre su eje visual rota la organización compleja del mundo y se hace inteligible de un modo enteramente nuevo, que podría responder o no a los deseos del espectador. En cualquier caso, no todo el tiempo. Por eso, entre otras cosas, no soporto el teatro. No puedo pensar en todo esto sin desenfundar mi cámara una vez más, con la misma excitación de la primera vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario