Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

SHOPPING


La mala costumbre, Alana S. Portero, p. 57

¡Por supuesto que quería ir a la tienda de las chicas! Era hipnótico asomarse a ese mundo de colores, espejos y labios pintadísimos. En ese espacio, mi madre, mis tías, las mujeres del barrio, dejaban de cargar por un momento con sus casas, sus familias y sus trabajos, dejaban de estar extenuadas y se relajaban por completo. Se probaban blusas, faldas, chaquetones, se dejaban aconsejar por las dependientas, que eran listísimas, cariñosas y sabían mucho de moda.

Las mujeres se miraban al espejo con cuidado, posando, quejándose de sus cuerpos y recibiendo una dosis perfecta de validación por parte de las profesionales. Siempre el mismo juego que acababa con una falda rebajada en la bolsa o una camiseta con su poquito de encaje que no tendrían muchas oportunidades para usar pero que animaba tener en el cajón, por si acaso. Cómo no querer formar parte de aquel mundo alegre y maravilloso. Cómo no querer fundirse con ese paisaje. Era como llenar los pulmones de aire limpio. Olvidaba toda la oscuridad que me iba creciendo dentro. Al entrar allí las mujeres revelaban una naturaleza conmovedora y, al probarse ropa con estampados explosivos, caídas ligeras y vuelos de fantasía, se transformaban en preciosos y enormes animales extraños, de pelajes iridiscentes, que levantaban brisas de perfume y olor a maquillaje con sus movimientos y lo impregnaban todo de una sororidad salada que rompía mi pequeño y travestí corazón.


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