Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

SEÑOR BIBLIOTECARIO


El hombre sin atributos, R. Musil

-Señor bibliotecario-exclamé-, no se vaya sin revelarme antes el secreto de que usted se sirve para desenvolverse en este ... manicomio de libros.

-Señor general-dijo-, ¿desea saber cómo me las arreglo para conocer todos los libros? Se lo puedo comunicar ahora mismo: ¡no leyendo ninguno!

Ya te digo, ¡a poco no resisto más! Pero él, advirtiendo mi sobresalto, pasó a explicarme su afirmación. El secreto de todos los buenos bibliotecarios está en no leer nada de la Literatur a  ellos encomendada, exceptuados los títulos e índices.

-El que se detiene en su contenido está perdido como bibliotecario- así me lo declaró-. Nunca obtendrá una idea de conjunto.

Le pregunté decepcionado:

-Entonces, ¿usted no ha leído nunca libro alguno de los aquí expuestos?

-Jamás, excepción hecha de los catálogos.

-¿Y es usted doctor?

-Claro que lo soy; incluso profesor de la universidad, Privatdozent de ciencia bibliotecaria. Es una auténtica ciencia-comentó-.

Te confío que, cuando se fue y me dejó solo, tuve ganas de hacer una de dos: o prorrumpir en lágrimas o encender un cigarrillo, pero ninguna de las dos cosas me estaba allí permitida.


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