Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

DINERO Y AMOR


Feliz final, Isaac Rosa, p. 160
El mismo análisis siempre. Si tu hermana se divorciaba, era porque su marido y ella habían tomado malas decisiones hipotecarias. Si Natalia y Jaime exhibían una felicidad inverosímil, era porque entre los dos sumaban cinco mil euros mensuales. Si tu madre había aguantado tantos años de humillaciones con su segundo marido, era porque no tenía asegurada su pensión de jubilación. Y si nosotros llevamos tantos años cuesta abajo, no hay que buscar más explicaciones: todo empezó el día que te quedaste sin nómina. No hay más preguntas, señoría. El acusado es inocente. No fue él, la culpa es de las condiciones materiales. El amor es para el que pueda pagárselo. El matrimonio es una empresa, acuérdate de eso que dijo Fabio después de su divorcio: el matrimonio es una empresa, dijo, es una empresa y yo lo he entendido demasiado tarde; nuestros matrimonios fracasan porque lo fiamos todo al amor y nos empeñamos en querer ser felices, desentendiéndonos del aprendizaje de generaciones de matrimonios pragmáticos a lo largo de los siglos; antes la gente se casaba por compromisos familiares e intereses económicos, formaban una sociedad cuya prioridad era obtener recursos y administrarlos bien, acumular capital, protegerse de los imprevistos, dejar patrimonio a los herederos, pero ahora nos casamos por amor, qué disparate, y en seguida llega la decepción, dejamos de estar enamorados y si no has sido capaz de convertir ese amor en estrategia empresarial, acabas en la ruina sentimental, como yo.

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