Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

PENSION FRANCIA

Un andar solitario entre la gente, Muñoz Molina, p. 295
Walter Benjamin llevaba consigo una especie de portafolios negro de piel en su huída hacia España por los Pirineos, y no se separaba nunca de él. Esa cartera o portafolios lo hacía aún más extravagante, por aquellos senderos agrestes de pastores y contrabandistas, con sus gafas, su corbata, su aire imposible de ciudad, con aquel calor exagerado que hacía, aunque era finales de septiembre. Tenía el corazón enfermo y los pulmones débiles de un fumador. Apretaba la cartera y decía que lo que guardaba en ella era más importante para él que su propia vida. Guardaría sin la menor duda los documentos que parecía que iban a salvarle la vida: el visado de entrada en Estados Unidos, el de tránsito por España, el de Portugal. Se paraba para recobrar el aliento y se limpiaba el sudor de la cara con un pañuelo y los otros fugitivos con los que viajaba iban dejándolo atrás y tenían que parar para esperarlo, temiendo siempre que los gendarmes franceses los atraparan. La maleta, la cartera, el portafolios, parece que seguía en el cuarto donde se alojó en Portbou, en la pensión Francia. Consta en el registro de las cosas que dejó, pero nadie la encontró nunca. En alguna parte se habría quedado la mascarilla antigás que llevaba consigo cuando salió huyendo de París, la víspera de la entrada de los alemanes. Tampoco el reloj de bolsillo que llevaba ,i;onsigo, la cadena colgándole anticuadamente de la solapa, heredado de su abuelo, la única reliquia que le quedaba de su vida burguesa en Berlín.

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