Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 521. LOS MUTILADOS / HERMANN UNGAR

Desde los veinte años, Franz Polzer era empleado de banca. Todos los días, a las ocho menos cuarto de la mañana, salía hacia el despacho, nunca un minuto antes ni un minuto después. Cuando doblaba la esquina de su calle, el reloj de la torre daba tres campanadas. En todo el tiempo que llevaba trabajando, Franz Polzer nunca cambió de empleo ni de domicilio. Se instaló en aquella casa cuando dejó los estudios y empezó a trabajar. La dueña era viuda y tenía aproximadamente su misma edad. Cuando él alquiló la habitación, ella llevaba luto por su marido, que había muerto menos de un año antes. En sus muchos años de empleado, Franz Polzer nunca había estado en la calle a media mañana más que el domingo. Él no sabía lo que era la media mañana del día laborable, la hora en que las tiendas están abiertas y hay animación en la calle. Ni un solo día había faltado a su trabajo.

Las calles que él recorría por las mañanas presentaban el mismo aspecto todos los días. Las tiendas tenían los cierres echados. Los dependientes estaban en la puerta, esperando al dueño. Franz Polzer se cruzaba con las mismas personas todos los días

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