Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

NO ES NO

De Capital de John Lanchester, p. 258
Con los niños no le había ido tan mal, aunque siempre hubo decepciones. En los tres años que llevaba de niñera había tenido cinco empleos, el más largo de diez meses, con una familia de Clerkenwell. Marido y mujer eran abogados. Tenían dos chicas y un chico, de diez, ocho y cuatro años respectivamente, y como era habitual entre las familias para las que trabajaba, los tres estaban enfadados todo el tiempo. No tenía ninguna teoría previa sobre los niños, los aceptaba como llegaban, pero empezaba a tener la impresión de que muchos pequeños estaban a la vez mimados y abandonados. Como no había visto nada parecido en Hungría, tardó algún tiempo en darse cuenta. Otro detalle era que aunque estaban acostumbrados a que no les hicieran caso, y que en consecuencia solían recurrir a muchos extremos para llamar la atención, no estaban en modo alguno acostumbrados a que les dijeran “No” y menos cuando “No” significaba exactamente eso. Así que se enfadaban para llamar la atención y se enfadaban cuando no se salían con la suya, y en rotal era mucho enfado. Resultaba agotador y también, aun cuando sabía que  el enfado no era con ella, desmoralizador. Si el enfado se dirige contra nosotros, pensamos que es por nosotros, aunque otra parte de nuestro cerebro sepa que no es así. Los hijos de los abogados se habían comportado de aquel modo, y aunque Matya había sentido simpatía por ellos (cuando no estaban enfadados) y también por los padres (a quienes veía muy poco), había dejado el empleo, y sólo había tenido trabajos breves, de un par de semanas cada uno, hasta que empezó a trabajar para los Yount. Todo lo cual se reducía a que la química no había funcionado.

Pero en el caso de Joshua se había pulsado la nota justa desde el principio. No habría sabido explicarlo, era sólo que se compenetraban totalmente, y no porque el niño fuera distinto de los demás niños ricos mimados-y-abandonados, ni tampoco porque no se enfadase. Era únicamente que el niño era Josh y ella lo quería y él la quería a ella.

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