Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

LLEGA A SER LO QUE ERES

De El día que Nietzsche lloró de Irbin D. Yalom, p.91-92
-Se accede a la verdad -prosiguió Nietzsche- a través de la incredulidad y el escepticismo, no a través del deseo infantil de que algo se produzca. El deseo de ponerse en manos de Dios no es la verdad. No es más que un deseo infantil. Es el deseo de no morir, el deseo de aferrarse al pezón, eternamente hinchado, al que hemos puesto la etiqueta “Dios”. La teoría de la  evolución demuestra de manera científica la superfluidad de Dios, aunque Darwin no tuviera el coraje de llevar las pruebas a su conclusión verdadera. Usted debe de darse cuenta de que hemos creado a Dios y de que todos juntos lo hemos matado.
Breuer dejó a un lado esta línea argumental, como si fuera un lingote al rojo vivo. No podía defender el teísmo. Librepensador desde la adolescencia, en discusiones con su padre y con religiosos había adoptado a menudo una posición idéntica a la de Nietzsche. Se sentó y habló en un tono de voz más suave y conciliador. Nietzsche también volvió a su asiento.
-¡Cuánto fervor por la verdad! Perdóneme, profesor Nietzsche, si le parezco desafiante, pero hemos acordado decir la verdad. Usted habla de la verdad en un tono sagrado, como si quisiera sustituir una religión por otra. Permítame hacer de abogado del diablo. Permítame preguntarle: ¿por qué tanta pasión, tanta reverencia, por la verdad? ¿Cómo beneficiaria a mi paciente de esta mañana?
-¡Lo sagrado no es la verdad, sino la búsqueda que cada cual hace de su propia verdad! Hay quien asegura que mi obra filosófica está construida sobre arena: mis opiniones cambian sin cesar. Pero una de mis frases de granito dice: “llega a ser quien eres”. ¿Y cómo puede nadie descubrir quién y qué es sin la verdad?
-Pero la verdad es que a mi paciente le queda poco tiempo de vida. ¿Le ofrezco esa verdad?
-La elección verdadera, la elección plena –respondió Nietzsche--, sólo puede florecer con la luz de la verdad.  ¿Cómo seda posible de otro modo?
Dándose cuenta de que Nietzsche podía discurrir de forma persuasiva (e interminable) por aquel reino abstracto de la verdad y la elección, Breuer comprendió que tenía que obligarle a hablar de forma más concreta.
-¿Y mi paciente de esta mañana? ¿Con qué margen de elección cuenta? Tal vez la confianza en Dios sea su elección.

Esa no es una elección para el hombre. No es una elección humana, sino la búsqueda de una ilusión fuera de uno mismo. Esta clase de elección, la elección de algo exterior, sobrenatural, siempre debilita. Siempre hace al hombre menos de lo que es. Yo amo lo que nos hace más de lo que somos.

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