Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 433. RESTAURACION / EDUARDO MENDOZA

Sala de una casa de campo. A la izquierda, una puerta que da al campo. A la derecha, otra puerta que comunica con el interior de la casa. En el centro, una ventana. Poco mobiliario. Una vieja chaise-longue: el barniz dorado de la madera ha saltado; la seda, apolillada, ha perdido el color. Una mesa con restos de comida: la sobria cena de una persona sola. Un mueble con cajones y un espejo. Bastantes libros.
(Noche de tormenta. MALLENCA sola, sentada en la chaise- longue, escucha el repicar de la lluvia en el tejado, suspira.)
MALLENCA
No soy una mujer miedosa. Nada me asusta
salvo las cosas verdaderamente horribles.
Vivo sola y una mujer que vive sola
no puede ser miedosa. Ni tiene por qué serlo.
Una mujer sola, en principio, nunca corre peligro
si conserva la calma. Y yo jamás la pierdo.
Si a medianoche oigo algún ruido,
como esta noche, no me asusto.
No creo en los fantasmas. Los ruidos y los pasos
y los gemidos que oigo a veces, como hoy,
como esta noche,
los hacen la madera, o el viento,
o la carcoma, o los ratones.
Los fantasmas no existen. Las ánimas benditas, sí,

pero no hacen ningún daño. Son buenas.

1 comentario:

Mercè Estruç Faig Clic dijo...

feliz fin y feliz inicio de año amigo
un abrazo

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