Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

EL CORAZON DE LA FICCION

De Fuera de la literatura, de Joseph Conrad, p. 24-25
En el corazón de la ficción, incluso de aquella que menos merece tal nombre, es posible hallar verdad de alguna clase, así sea tan sólo la verdad de un ardor pueril y teatral en el juego de la vida, como sucede en las novelas de Dumas padre. En cambio, la justa verdad de la delicadeza humana se encuentra en las novelas de Henry James, y la cómica, sugestiva verdad de la rapacidad humana que campa por sus respetos entre los despojos de la existencia pervive en el monstruoso mundo creado por Balzac. La búsqueda de la felicidad por medios legales e ilegales, a través de la resignación o la rebeldía, de la astuta manipulación de las convenciones o de la solemnidad de quien se adhiere a la última de las teorías científicas, es el único tema que legítimamente le cabe desarrollar al narrador que sea de veras cronista de las vicisitudes del género humano en medio de los peligros que abundan en el reino de la tierra. Y el reino de esta tierra en sí, el terreno sobre el que se asientan las individualidades, sobre el que tropiezan o fenecen, ha de ingresar en el plan de su crónica fiel. Abarcar todo esto en una concepción armónica es una gran hazaña; aspirar incluso a ello con seriedad de intención, y no por el insensato acicate que pueda sentir un corazón ignorante, es ambición honrosa. Y es que se precisa de valentía para adentrarse con calma allí donde cualquier mentecato temerario puede estar ansioso de precipitarse. Como ya dijo un distinguido novelista francés de éxito notable a propósito de la ficción, «C’est un art trop difficile».

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