De Variaciones sobre un tema romántico, de JB, p. 73
—Aquello no habrá cambiado nada.
—Aquello no habrá cambiado nada —dijo el viejo, desde el fondo de su sillón— pero el recuerdo sí.
—Me tengo que ir ya, don León.
—El recuerdo sólo cambia —dijo Fermina, en actitud sentenciosa, cuando se disponía a recoger los restos de la merienda— cuando lo que fue no fue lo que tenía que haber sido. Cambia, cambia, demasiado.
—No digas tonterías, Fermina —respondió don León—. Lo que fue nunca fue lo que fue.
—Don León, me voy —anunció el joven.
—Fermina.
—Diga el señor.
—Algo de humo, por favor.
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