—Y el Amor puso en movimiento el universo. Todo lo que existe es obra suya: el Sol, la Luna, las estrellas, la Tierra con sus montañas y sus ríos, sus árboles, sus hierbas y todas sus criaturas vivas. Ahora bien, Eros tenía dos sexos y unas alas doradas, y como tenía cuatro cabezas, a veces mugía como un toro o rugía como un león y, otras, silbaba como una serpiente o balaba como un cordero; bajo el gobierno de Eros, el mundo era tan armonioso como una colmena. Los hombres vivían libres de preocupaciones y trabajos, y sólo se alimentaban de bellotas, frutos silvestres, y de la miel que goteaba de los árboles; bebían la leche de las ovejas y las cabras, nunca envejecían, y bailaban y reían mucho. La muerte no era para ellos más terrible que el sueño. Luego, el cetro de Eros pasó a manos de Urano...
El centauro / John Updike, p. 115
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