Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

AJEDREZ


Expreso al Paraíso, Mark Vonnegut, p. 470

Entre los aficionados, la mayoría de las partidas rápidas se pierden por errores estúpidos. Esas partidas dejan de tener gracia muy pronto: ningún jugador aprende nada. Yo soy capaz de jugar bastante bien esas partidas, pero me cuesta mucho disfrutarlas. Gano a jugadores con los que debería perder y pierdo con jugadores a los que debería ganar. De cualquier manera, me dejan muy mal sabor de boca.

Los forofos de las partidas rápidas sostienen, con igual fervor, que la posibilidad de rectificar un movimiento arruina el juego. Es muy mal entrenamiento para un torneo y favorece la holgazanería. A Jo mejor tienen razón. A lo mejor deberíamos afrontar las consecuencias de nuestros errores. La vida es así de dura y todo eso.

La vida se parece mucho más a una de esas partidas rápidas inclementes que a una partida amistosa de ajedrez, pero tal vez sea así porque hay muchos putos jugadores de partidas rápidas por ahí.

Lo que sí espero que sea cierto es que, de hacer las cosas bien, podamos y sepamos rectificar con la frecuencia debida. Si todos nos esforzamos y dejamos que cualquiera corrija sus errores, es decir, si está en nuestra mano dejar que puedan corregir sus equivocaciones en vez de saltar de alegría ante sus fallos, podríamos conseguir que la vida fuera mucho más agradable. Podríamos incluso ser capaces de encontrar una manera de corregir los errores en el tiempo y reparar lo que ahora nos parecen errores irrevocables. Para empezar, dejar que los amigos se retracten de sus movimientos en el ajedrez sería una manera tan buena como cualquier otra de emprender este camino.


No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia