Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

LA HEREDABILIDAD Y LAS HISTORIAS DE GEMELOS


Los espejismos de la certeze, Siri Hustvedt, p.85

Cuando tenía dieciocho años, entreví la cara de mi padre en la mía mientras daba la espalda al espejo. A veces también he visto la de mi madre, sobre todo ahora que voy envejeciendo. De vez en cuando asoma en el reflejo de mi propio rostro mayor. Es evidente que no somos obra de nuestra propia creación, y que, si tenemos hijos, dejamos algo de nosotros mismos en ellos. Es también evidente que, mucho antes de que existiera la disciplina que hoy conocemos como genética, teníamos claro que heredábamos ciertos rasgos de nuestros padres, rasgos que podían estar visiblemente presentes en nosotros. El hecho de que la relación entre el genotipo y el fenotipo no sea la de un diseño o código perfecto, no significa que George no tenga la nariz de su tía Zelda. Por otra parte, muchos nos hemos sorprendido «actuando” como uno de nuestros padres y hemos pensado: Oh, Dios mío, esto es exactamente lo que mi madre solía decir (o hacer). Tiene sentido hablar de estos rasgos como heredados o hereditarios. Un rasgo heredable no es más que un rasgo en un hijo que se asemeja al de uno de sus progenitores, pero esta correspondencia no tiene por qué ser genética. Los niños ricos suelen nacer de padres ricos, pero no por ello la riqueza tiene causas genéticas. ¿Y qué hay de los comportamientos? ¿Camino como mi madre porque crecí con ella y la vi caminar y gesticular durante años o porque tengo una inclinación innata a caminar de esa manera?


No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia