Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 996. ERRATA / GEORGE STEINER


La lluvia, especialmente para un niño, trae consigo aromas y colores inconfundibles. Las lluvias de verano en el Tirol son inceantes. Poseen una insistencia taciturna, flagelante, y llegan en tonos verde oscuro cada vez más intensos. De noche, su tamborileo es como un ir y venir de ratones en el tejado. Hasta la luz del día puede llegar a empaparse de lluvia. Pero es el olor lo qe permanece conmigo desde hace sesenta años. A cuero mojado y a juego interrumpido. O, por momentos, a tuberías humeantes bajo el barro encharcado. Un mundo convertido en col hervida.
El verano era de por sí siniestro. Unas vacaciones familiares en el oscuro aunque mágico paisaje de un país condenado. En aquellos años de mediados de la década de los treinta, el odio a los judíos y el deseo de reunificación con Alemania flotaban en el ambiente austríaco. La conversación entre mi padre, convencido de la inminencia de la catástrofe, y mi tío gentil, aún moderadamente optimista, no resultaba fácil. Mi madre y su hermana, que sufría frecuentes ataques de histeria, intentaban crear un clima de normalidad. Pero los planes para pasar el tiempo -nadar y remar en el lago, pasear por los bosques y las montañas - terminaban disolviéndose en el perpetuo aguacero.

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