Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

EL PROCES


Carvalho, Carlos Zanón, p. 321
-Concreta un poco, abogado -le digo, aunque ya sé a qué se refiere, quizás porque quiero que se refiera a otra cosa que no sea el Tema. Estamos en casa, en Vallvidrera, ya hemos · cenado: ha cocinado él unas perdices deliciosas que me han sentado como un tiro y por eso o con eso por excusa las macero con escocés. Tres de la madrugada, borracho, con ganas de que se marche y estar solo.
-Que esto está roto. Que vamos al Úlster. Hay sociedades que pueden vivir de espaldas unas a otras durante años, décadas, siglos. Habrá presos, habrá dolor, habrá sobreactuación, martirio, habrá toda la propaganda, en las dos trincheras, que te puedas imaginar, habrá por qué no pones la bandera, por qué no votas, habrá unos y otros, los buenos catalanes y los malos españoles ...
-Igual tiene que ser así. Igual somos esto.
-¿A qué te refieres?
-La civilización es una construcción cultural y no quiero ponerme pedante a menos que rellenes otra vez mi vaso. Si apartamos la educación, si retiramos manteles y cortinas, vestidos y maquillaje, sólo queda un hijo de perra como tú que daña al débil y ofrece su trasero al fuerte. La hipocresía nos permite seguir vivos.
-¿Cómo hemos llegado a esto? Todo es tan frágil. Y suerte a la Santa Madre Iglesia que todos creemos en el mismo Dios.
Me dan ganas de ponerme sentencioso. A veces ocurre hasta en los mejores tipos.
-La transición es una mentira que ya no nos sirve. Lo  bien que nos hubiera ido cortar la cabeza a un rey.
-Yo quiero la independencia, Pepe, pero, si es a costa de que no seamos amigos, renuncio a ello.
-Estás borracho. Mientras cocines así las perdices y me acompañes a los bares chinos seguiremos siendo amigos y me da igual qué nombre den a esto -digo golpeando con mi pie el suelo de mi salón.
-Tendríamos que tener a El Escritor para que nos explicara qué está pasando, qué va a pasar a continuación.
-Si pudiera levantarme del sofá, te abrazaba.
-¿Qué os pasa hoy a todos los hombres?
-No te enteras, Pepe. Los hombres ahora somos así: afectivos.

1 comentario:

Chafardero dijo...

Al menos conservan la fe en la buena mesa, algo que sigue uniendo a la gente más allá de banderas y patrias.
Saludos

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