Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

SOBRE BERLIN ALEXANDERPLATZ

En el epílogo de Döblin a su obra.
Tengo que referirme a otro aspecto filosófico, metafísico. Todas mis grandes obras épicas han ido precedidas de una fundamentación intelectual. La obra épica es, en una forma artística, podría decir, la continuación y concreción, y la experimentación también, de la posición ideológica alcanzada en un trabajo previo intelectual. De modo que, por lo general, al terminar esas obras épicas mi posición ideológica ha sido ya superada y conmovida. Comienzan con una seguridad y acaban con una nueva pregunta. Ahora bien, como acento principal y fundamento del libro «Berlín Alexanderplatz», mi posición, que he expuesto en el escrito de filosofía natural anterior “El yo sobre la Naturaleza”, es la siguiente: este mundo es un mundo de dos dioses. Es un mundo de construcción y destrucción simultáneas. Ese enfrentamiento se produce en la temporalidad, y nosotros participamos en él. Y este razonamiento filosófico enlaza con el anterior sobre la delincuencia. La sociedad está socavada por la delincuencia, dije. ¿Qué quiere decir eso? Hay en ella orden y descomposición. Pero no es cierto que el orden, que sólo la forma y la existencia sean reales, sin la tendencia a la descomposición y a la destrucción fáctica. Así pues, en el libro «Berlín Alexanderplatz», Franz Biberkopf sale de la cárcel. Es bueno por naturaleza, lo que suele llamarse así, y además es un gato escaldado que huye del agua fría. Y cuando va al mundo, ya veis, quiere ser honrado, quiere cumplir honrada y fielmente las leyes de este mundo, tal como él se las imagina... ¡y no es posible! No es posible. Los golpes se suceden y acaban con ese hombre; podría decir también que acaban con esa posición ideológica.

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