Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

NABOKOVIANA

De Rey, Dama, Valet, de VN, p. 194
En una dependencia del juzgado la policía había montado una exposición de delicuencia. Un burgués respetable, que, de pronto, sin que nadie supiera por qué, había descuartizado al hijo de su vecino, resultó tener en su apartamento una mujer artificial. Andaba, se retorcía las manos, hacía pis, y ahora estaba expuesta en aquel museo policial. Inducido por nerviosismo profesional, el Inventor quería examinarla de cerca Un gendarme retirado a quien Dreyer sobornó para que la hiciese funcionar les llevó a verla. Pudieron comprobar que la pobre mujer estaba hecha de manera bastante tosca, y la misteriosa sustancia de que tanto habían hablado los periódicos no era, a fin de cuentas, gracias a Dios, otra cosa que gutapercha. Su capacidad de movimiento también había sido exagerada. Un mecanismo de relojería le permitía cerrar los ojos de cristal y abrirse de piernas. Se podían llenar con agua caliente. El vello que tenía era de verdad, como también loeran los rizos castaños que le caían sobre los hombros. No era, después de todo, nada nuevo, ni pasaba de ser una vulgar muñeca.

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