Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

PROUST, ADORNO Y BENJAMIN

SOBRE PROUST
De Notas sobre literatura, de Adorno, p. 651

Cuando hace treinta años leí por primera vez un ensayo sobre Proust, y no era un buen ensayo, quedé fascinado como cuando uno se enamora del nombre de una mujer a la que nunca ha visto. Esta fascinación ha ido creciendo con el conocimiento de la obra. Walter Benjamin me dijo en una ocasión que de Proust no quería leer ninguna palabra más que las que tuviera que traducir, porque de lo contrario caería en una dependencia adictiva que le impediría su propia producción, la cual por cierto fue bastante original. Evidentemente, sin embargo, Proust ejerce su poder magnético no sólo sobre el escritor profesional, sino sobre todo lector en general lo bastante concentrado y refinado como para captar la densidad y el complejo movimiento de la novela. Es como si, bajo la máscara autobiográfica, estuviera divulgando los secretos que todos tenemos, mientras que al mismo tiempo informa de lo más específico, de experiencias de la esfera del lujo inconmensurables, sumamente sutiles y privadas. Cada frase la dictan tanto la excepcional situación del escritor como su voluntad de no dejar pasar del contenido más que lo que se sustrae al acceso universal. Posee sin embargo su obra algo de perentorio, ejemplar.

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