Del prólogo de Zadie Smith a “Un forastero en Lolitalandia”, de Gregor von Rezzori
En una ocasión, Nabokov afirmó que “la mediocridad florece con las ideas. Cuanto más grande es el problema, menos me interesa. Algunos de mis mejores intereses son manchas microscópicas de color”. Como podremos ver, Rezzori también se ve forzado por el color, aunque no está por la labor de discutir sus ideas, en especial sus ideas sobre la historia, de forma franca y explícita. Esto es algo a lo que Nabokov rara vez se atrevía, prefiriendo tocar asuntos dolorosos sólo por encima, por el temor a resultar sentimental. En Pnin, el incompetente profesor afirma de repente de forma tragicómica: “¡La historia de la humanidad es la historia del dolor!”. En Lolita, el dolor de un continente se ve reflejado a través de la psicopatía de un solo hombre.
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