Te quiero más que a la salvación de mi alma
INCIPIT 266. 24 HORAS EN LA VIDA DE UNA MUJER / STEFAN ZWEIG
En la pequeña pensión de la Riviera, donde entonces, diez años antes de la guerra, me hospedaba, estalló en nuestra mesa una violenta discusión que, exacerbando súbitamente los ánimos, amenazó con degenerar en furiosa reyerta
La mayoría de los hombres Poseen escasa imagínación, Todo lo que no les afecta de una manera inmediata y no hiere directamente sus sentidos, cual dura y afilada cuña, apenas logra excitarle5 mas si un día, ante sus ojos y en una proximidad palpable, acontece algo insignific estallan inmediatamen te en una pasión desmesurada Entonces, en cierto modo, su apatía se trueca en vehemencia frenética y extemporánea
Así ocurrió esta vez entre el grupo de personas enteramente burguesas que se sentaban a nuestra mesa, donde, de ordinario, flos entrega05 a un pacífico small talk y a pequeñas chanzas insustan ciales, para dispersar05 una VeZ terminada la co mida: el matrimonio alemán volvía a sus excur siones y a sus fotografí5 el sosegado danés a su aburrida pesca, la distingujd dama inglesa a sus libros, el matrimonio italiano a sus escapadas a Mon
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