1 Dios no quiere que escriba esta novela.
2
Dios creó el mundo un 22 de octubre, según las teorías del arzobispo irlandés James Ussher, cuatro mil cuatro años antes del nacimiento de su único hijo, Jesucristo Superstar. Mil novecientos sesenta y dos años después, un 22 de octubre también, nació su única hija.
3
Mi padre biológico no quiso que yo naciera. El ginecólogo le planteó el problema. El parto iba mal. Se trataba de salvar la vida de la madre o la vida del feto. El doctor, como era costumbre en la época, quería salvar al feto. Mi padre quería salvar a toda costa la vida de mi madre. Yo nací contra la voluntad de mi padre. A mi madre nadie le preguntó.
4
La cesárea nos salvó la vida a las dos, a mi madre y a mí. Era un costurón espantoso que recorría el vientre de mi madre desde el triángulo del pubis hasta el orificio del ombligo. Cada vez que lo miraba me producía escalofríos. De ahí me había extraído a la fuerza el ginecólogo, como a Moisés de la canastilla en el Nilo, con la cabeza intacta y las ideas confusas, cuando yo no quería abandonar el útero materno por nada del mundo. Mi madre era una madre vocacional y se sentía muy orgullosa de esa cicatriz horrible. Representaba para ella la marca de su realización como madre.
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