Examen para cubrir la plaza de ángel tutelar
El abuelo del marido de mi hermana mayor, llamado Sung Tao, era licenciado. Un día guardaba cama por una indisposición cuando llegó un mensajero oficial a convocarle para el examen de doctorado. El mensajero llevaba en una mano el aviso usual y con la otra conducía de la brida un caballo con la frente blanca. El señor Sung le objetó que el Gran Examinador aún no había llegado, y preguntó por qué tenía tanta prisa. El mensajero no contestó, pero insistió tan vehementemente que por fin el señor Sung se levantó y montando a caballo, cabalgó con él.
El camino parecía extraño; y enseguida llegaron a una ciudad que semejaba la capital de un príncipe. Entraron en el palacio del Prefecto, decorado con magnificiencia; allí vieron
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