Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

REDES


La península de las casas vacías, David Uclés, p. 476

El Camino de los Ingleses

Paulo abandonó el puerto de Curuxeiras y se encaminó a pie hacia el sur, rodeando antes la ría de Ferrol. No la cruzó por ninguno de los grandes puentes. No le gustaban los viaductos demasiado largos. Temía que le ocurriera como en uno de sus sueños recurrentes, en el que al atravesar un largo puente se desorientaba y no lograba salir de él, como si el centro de la construcción se estirara infinitamente y lo dejara atrapado. Una vez al otro lado de la ría, descendió la costa hacia el sur y atravesó el campo hasta llegar al río Eume. En el interior de la región, sin la referencia visual del mar, se perdió y se desvió del camino. Acabó en la aldea de Redes, un pueblo pintoresco, con las casas cada una de un color -debido a que antaño las habían pintado con el sobrante de decorar sus barcos- y en cuyas playas colgaban de unas altas estructuras de madera las pieles de las ballenas cazadas en alta mar -y las redes de pesca, de ahí el topónimo-. Salvo el suelo de la plaza, el resto de la aldea estaba pintado de colores, hasta la casa del párroco, una de las más ostentosas. En el centro del lugar, Paulo leyó un letrero que decía: «Esta noche la plaza dejará de ser blanca. Así, terminaremos de pintar todo el pueblo. Acudid todos. Después iremos a misa por la muerte del general Mola, como hacemos cada día». A Paulo no le interesaba la fiesta católica, pero quería ver cómo coloreaban el pavimento. Así que esperó hasta la noche en el único restarán del pueblo, desde cuyas ventanas se podían ver los peces de la ría, ya que el comedor estaba construido bajo tierra, como los acuarios modernos.


A MATANZA DO PORCO


La península de las casas vacías, David Uclés, p. 112

Comenzaba la matanza. Iban cerdo por cerdo. El matarife enganchaba con un garfio el pescuezo del primero y lo mataba; la sangre brotaba a los lebrillos y las mujeres la removían. Ciento sesenta kilos desprovistos de vida. Las ancianas raspaban con una cuchara la piel del animal para depilado. Después, el jifero colgaba verticalmente al gorrino, elevado por una polea y enganchado a un ramal, y colocaba una caña entre las patas delanteras, formando sus extremidades una equis. Cortaba la piel y sacaba las asaduras: tripas, hígado, riñones, corazón y demás órganos. Guardaban todo, salvo el intestino, para evitar el olor a heces. Acto seguido tornaban varias muestras de las carnes y vísceras y las llevaban a uno de los veterinarios del pueblo. Antiguamente había más albéitares que médicos, ya que había más reses que personas. De que no enfermaran los animales dependía la supervivencia de la gente. También se debía a que el oficio de médico no era muy popular, puesto que si no curaba al paciente, no cobraba. Esperaban hasta la mañana siguiente para elaborar los alimentos, una vez recibidos los resultados, casi siempre favorables.

Termino con la parte que con más impaciencia esperaba cada año cuando era pequeño: la vejiga. La limpiaban bien, la inflaban y nos dejaban jugar con ella. Se trataba de un globo amarillento con un sinfín de venas en relieve. Eso sí, había que tener cuidado con ella y no explotarla pues, cuando se secaba, servía para hacer zambombas junto a una lata y un carrizo.


TOLSTOI


Los lobos del bosque de la eternidad, KO Knausgard, p. 745

Menuda historia. Todos llevamos nuestra muerte dentro, escribe Rilke. Los niños, una muerte pequeña; los viejos, una más grande. Y todos tenemos nuestra propia muerte. Tolstói murió huyendo de su vida, totalmente expuesto al ojo público. Fue una muerte que le vino a la perfección, casi demasiado buena para ser verdad. Si uno lee la obra de Tolstói, sus diarios (opino que hay que leerlos), novelas, cuentos y escritos religiosos, él se presenta casi más como un lugar, un lugar donde confluyen las mayores contradicciones, que como un ser humano. O más humano que la mayoría. Ajmátova no le tenía mucho aprecio; le comentó a Isaiah Berlín que la moralidad de Anna Karénina era la de la mujer de Tostói y sus tías moscovitas. ¿Por qué tuvo que morir Anna Karénina? La castiga la misma sociedad cuya hipocresía Tolstói nunca se cansó de denunciar. Tolstói mintió, sabía la verdad, pero cedió a la presión del conformismo. «Cuando estaba felizmente casado escribió Guerra y paz, que celebra la vida familiar. Cuando empezó a odiar a Sofía Andréyevna, de la que no quería divorciarse porque el divorcio estaba mal visto por la alta sociedad y quizá también por los campesinos, escribió Anna Karénina y la castigó por dejar a Karenin. Cuando envejeció y ya no deseaba con el mismo ardor a las jóvenes campesinas, escribió La sonata a Kreutzer y prohibió por completo el sexo.»


TRENES EN RUSIA


Los lobos del bosque de la eternidad, KO Knausgard, p. 743

Durante el tiempo que los trenes han traqueteado, rodado y recorrido los 125.000 kilómetros de vías férreas, tanto activas como clausuradas, que atraviesan Rusia, se ha cantado y escritosobre ellos: apenas hay autores rusos que no hayan escrito sobre el tren. El príncipe Myshkin hace su entrada en lla literatura mundial sentado en un tren. Anna Karénina se quita la vida arrojándose a un tren. Pasternak escribió durante toda su vida sobre trenes y viajes en tren, y la primera vez que vio a Rainer Maria Rilke fue en un tren, cuando Pasternak tenía diez años y un joven Rllke iba camino de  Yásnaia Poliana junto con Lou Andreas-Salomé para reunirse con T olstói. Marina Tsvietáieva escribió «El tren de la vida»; Mandelshtam, «Concierto en una estación de tren», Y Eroféiev, Moscú-Petushki. El protagonista del libro El día dura más de cien años, de Chinguiz Aitmátov, trabaja en una desértica estación de ferrocarril en Kazajistán, en la periferia del imperio soviético. Los que viven allí montan camellos, como sus ancestros nómadas, pero también ven lanzamientos de misiles en las lejanas estepas; una imagen contundente de cómo distintas épocas conviven juntas en este país, como siempre han hecho. Otra imagen de lo mismo: el embalsamamiento de Lenin. El líder de la Revolución obrera embalado como un faraón egipcio, una deidad humana. Su cara, un icono en todas partes. Una tercera imagen: estaciones de metro tan bellas que parecen salones de baile.


GRAN GUERRA PATRIA


Los lobos del bosque de la eternidad, KO Knausgard, p. 742

Pero hay en el tren algo más que añoranza. Aunque la primera línea férrea de Rusia no se inauguró hasta 1837, el tren está totalmente arraigado en la cultura del país y, como casi todo aquí, es un fenómeno ambivalente. Como símbolo de modernidad, mecanización y alienación, ha estado ligado tanto al fin del mundo, a uno de los siete jinetes del Apocalipsis, como a la esperanza y el futuro. La Revolución llegó en un tren: el vagón sellado de Lenin, que traqueteó a través de una Europa desgarrada por la guerra en la primavera de 1917, desde Suiza hasta San Petersburgo, de donde ese hombre menudo y duro, parecido a un tejón, se bajó y prácticamente se apoderó de todo ese vasto imperio. La Revolución se sostuvo sobre rieles: Trotski, el líder del Ejército Rojo, tuvo su cuartel general en un tren. La Revolución continuó en un tren: trenes de propaganda cargados de octavillas, folletos, periódicos, banderas rojas y oradores, algunos con bibliotecas e imprentas, salieron hacia todos los rincones del país. Y tanto la victoria de los bolcheviques en la guerra civil, como la de la Unión Soviética en la Gran Guerra Patria, habrían sido impensables sin los trenes.


INCIPIT 1.542. INFERNO / DANTE


CANTO 1

A la edad de treinta y cinco años, es decir, a mitad del transcurso de la vida de un hombre, me encontré en un oscuro bosque, pues había extraviado el camino del bien. Es ciertamente  difícil expresar con palabras hasta qué punto era salvaje, intrincado y difícil de atravesar: ¡solo de recordarlo siento el mismo temor de entonces! Tan angustioso resultaba que apenas lo es más la muerte; pero para explicar cuánto bien saqué de aquella experiencia, relataré otras cosas que pude ver allí.

No puedo explicar muy bien cómo entré en aquella espera: tan ofuscada estaba mi alma por el sueño del pecado en el momento en que abandoné el camino del verdadero bien. Pero cuando llegué al pie de una colina, donde terminaba el bosque que había empavorecido mi corazón, miré hacia arriba y vi las laderas cubiertas ahora por los rayos del sol, el astro que guía a todo hombre por el camino de la auténtica virtud. Entonces se calmó, al menos en parte, el miedo que había embargado mi corazón durante la noche que con tanta angustia había transcurrido. Y como quien acaba de llegar a la orilla tras escapar de un naufragio, y se vuelve todavía jadeante para contemplar la extensión de agua que le ha hecho correr tan gran riesgo, así mi alma, huyendo aún del peligro del bosque, se volvió a observar de nuevo aquel pasaje al que nadie ha sobrevivido jamás.


INCIPIT 1.541. PRIMA FACIE / SUZIE MILLER


Purasangres. Todas y cada una. Listas para la carrera: los músculos en tensión, acicaladas con trajes de diseño, caros pero contenidos, de color gris o azul marino, la clásica camisa blanca, togas negras. Esta élite de mujeres juristas tiene cierto porte arrogante, una manera irónica de hacerse con el espacio, la cartera colgada en bandolera del hombro. Pintalabios rojo o natural, la cantidad justa de rímel. Pendientes bonitos y botas de diseño o esos tacones atrevidos que se compraron en un viaje al extranjero. Las observo a todas, llevo años haciéndolo. Las copio. Soy buena imitadora. Al final, consigo que ser abogada se me dé mejor que a las que han nacido en la profesión. La élite de mujeres juristas ejerce la abogacía de forma distinta a los hombres, con diferencias sutiles, y tardo un tiempo en identificar la variedad de maneras que tienen de hacerse dueñas del espacio. Todos los pequeños detalles constituyen un código secreto que significa: «Estamos aquí, pero lo hacemos a nuestra manera, no como esos viejos abogados gruñones del pasado». Y estos detalles se acumulan a medida que ganas confianza, a medida que te adueñas de la sala de un juzgado.


FILFA


La cadena fácil, Evan Dara, p. 131

¿Sabe a qué me refiero?, continuó. La filfa no es la clásica trola. La filfa implica mucho más que eso. Es, ¿cómo lo digo?, es como la lubricidad inherente en las relaciones humanas, la continua impostura individual que nos es tan innata y crónica que la damos por descontada, la  deshonestidad que es tan común que ya ni se percibe como embuste, y que como mucho llegará al 2.9 en la escala ética de Richter. Básicamente, se ha vuelto automática. No la cuestionamos y no nos imaginamos viviendo sin ella. Así que la racionalizamos, concluimos que es inevitable, irremediable, incluso imperativa, el precio de hacer negocios, el tufillo imponderable de la máquina social. Y así, por experiencia, en ocasiones por malas experiencias, elegimos ignorarla y entramos al trapo tan alegremente ...

Un tipo, un psicólogo de Seattle, intentó compilar una lista de lo que denominó avatares de la filfa, las diez mil caras de la bestia embustera. Pero abandonó, sí, porque fue incapaz de alcanzar el fondo fílfico. ¿ Quiere oír unos pocos? Entre los que recuerdo, aparte de los más obvios, están la tergiversación, la omisión, el silencio, el silencio aprobador, la indirecta, la elipsis, la distorsión, la evasiva, la parcialidad, la imprecisión, la ambigüedad, la hipérbole, la pregunta capciosa, la prevaricación, el disimulo, la observación parcial, el jesuitismo, el subterfugio, los famosos BRRS de Flavtov -berrinche, remolino, revuelta y soflama-, la moderación, la insinuación bondeliana, la revelación a medias, la falta de imparcialidad, la ausencia de indisimulo, el enaltecimiento, la alabanza, el postureo, el empaque, la pose, el matiz, la oblicuidad, la predisposición, la artimaña, el escarnio, la sprezzatura, el secretismo, la descontextualización, la recontextualización, el énfasis, la charlatanería, la manipulación asociativa, el snavizado, el ocultamiento, el enmascaramiento, los dobles sentidos, la paralipsis, la intimidación, la prominencia, la actuación, la supresión, la ofuscación, el romanticismo, la mitificación, el endiosamiento, la sentimentalización, la simulación, la auxesis, el fingimiento, el encubrimiento, el escamoteo, el papismo, las ínfulas, etc., etc.


LAZARUS


David Bowie: Vidas, p. 533

PAUL GORMAN: Supongo que lo que quiero decir es que Bowie es demasiado interesante como para que se lo convierta en una vaca sagrada. Esta canonización les hace un flaco favor tanto a él como a sus logros. Podía llegar a ser terriblemente tontorrón; es algo que resulta consustancial a determinada generación de ingleses, como lo de ponerse a imitar las voces del [programa de radio] The Goon Show con Brian Eno en el Chateau. ¡Brrr! Era fantástico, pero no tan fantástico como todo el mundo asegura ahora. Vamos a ver, [la columnista del Guardian] Suzanne Moore escribió que está convencida de que el fallecimiento de Bowie inauguró una nueva fase para el mundo en la que ocurren Cosas Terribles porque hemos perdido a una Persona Maravillosa. En serio. Hablamos de una mujer adulta que, doy por hecho, debe de tener una hipoteca, carnet de conducir y responsabilidades, y sin embargo se dedica a difundir  chorradas infantiloides como si fueran ideas profundas. Llevo siguiendo a Bowie desde 1973, mi hermano lo vio en el UFO Club, fui a todos los conciertos, lo conocí y lo entrevisté, trabajé en los mismos proyectos de War Child en los que colaboró él. ¡Vaya, que soy un fan! Y aun así… se portó como un cabrón con su madre, se portó como un cabrón con su representante que lo apoyó a las duras y las maduras, y se portó como un cabrón con muchas de sus parejas, incluida su primera esposa, cuya contribución se negó maliciosamente a reconocer en ningún momento de su vida. Estuvo cuarenta años sin pagar impuestos en Gran Bretaña, grabó álbumes execrables entre 1984 y 1995, a menudo vestía modelos terribles, se ponía un maquillaje ridículo y lucía cortes de pelo penosos, sin lugar a dudas flirteó con políticas  derechistas y realizó declaraciones ridículas al respecto ... En otras palabras, lo que viene a ser un ser humano normal y corriente, con sus taras, como todos. Necesitamos ponerle freno a esta absurda elevación a los altares, particularmente por parte de individuos que sé a ciencia cierta que no habrían distinguido el Lodger de Tonight antes de su muerte.


BOWIE


David Bowie: Vidas, p. 533

PAUL GORMAN: Supongo que lo que quiero decir es que Bowie es demasiado interesante como para que se lo convierta en una vaca sagrada. Esta canonización les hace un flaco favor tanto a él como a sus logros. Podía llegar a ser terriblemente tontorrón; es algo que resulta consustancial a determinada generación de ingleses, como lo de ponerse a imitar las voces del [programa de radio] The Goon Show con Brian Eno en el Chateau. ¡Brrr! Era fantástico, pero no tan fantástico como todo el mundo asegura ahora. Vamos a ver, [la columnista del Guardian] Suzanne Moore escribió que está convencida de que el fallecimiento de Bowie inauguró una nueva fase para el mundo en la que ocurren Cosas Terribles porque hemos perdido a una Persona Maravillosa. En serio. Hablamos de una mujer adulta que, doy por hecho, debe de tener una hipoteca, carnet de conducir y responsabilidades, y sin embargo se dedica a difundir  chorradas infantiloides como si fueran ideas profundas. Llevo siguiendo a Bowie desde 1973, mi hermano lo vio en el UFO Club, fui a todos los conciertos, lo conocí y lo entrevisté, trabajé en los mismos proyectos de War Child en los que colaboró él. ¡Vaya, que soy un fan! Y aun así… se portó como un cabrón con su madre, se portó como un cabrón con su representante que lo apoyó a las duras y las maduras, y se portó como un cabrón con muchas de sus parejas, incluida su primera esposa, cuya contribución se negó maliciosamente a reconocer en ningún momento de su vida. Estuvo cuarenta años sin pagar impuestos en Gran Bretaña, grabó álbumes execrables entre 1984 y 1995, a menudo vestía modelos terribles, se ponía un maquillaje ridículo y lucía cortes de pelo penosos, sin lugar a dudas flirteó con políticas  derechistas y realizó declaraciones ridículas al respecto ... En otras palabras, lo que viene a ser un ser humano normal y corriente, con sus taras, como todos. Necesitamos ponerle freno a esta absurda elevación a los altares, particularmente por parte de individuos que sé a ciencia cierta que no habrían distinguido el Lodger de Tonight antes de su muerte.


11S


David Bowie: Vidas, p. 479

DAVID BOWIE: Cuando atacaron las Torres Gemelas, yo personalmente no estaba en Nueva York, me hallaba al norte del estado, en Woodstock, trabajando en el nuevo álbum. Iman sí que estaba, con nuestra hija recién nacida, por lo que, naturalmente, a un nivel psicológico resultó increíblemente traumático, por el mero hecho de no hallarme a su lado. Nos mantuvimos en contacto telefónico hasta que de repente cortaron las líneas. Oh, tío, eso sí que fue verdaderamente aterrador. ¡Me entró el pánico! Porque justo estaba hablando en aquel momento con Iman y me estaba diciendo: “Dios mío, acaba de estrellarse un segundo avión». ¡Bum! Y le dije: «Sal echando leches de ahí, estáis siendo atacadas». Me quedó meridianamente claro, tan pronto como estrellaron el segundo avión. ¡Por el amor de Dios, están atacando la ciudad! Así que le dije: «Coge el carrito, mete sólo lo básico y márchate de ahí ahora mismo». Imán recorrió unas quince o veinte manzanas, literalmente corriendo con el carrito, hasta que llegó a casa de una amiga, porque nosotros vivíamos en el centro. Le dije: “Llámame cuando llegues a un lugar seguro” y, por supuesto, ya no volvió a telefonear porque todas las líneas estaban cortadas. Y yo: no, no, justo ahora, no. ¿Habrá conseguido salir? Y, naturalmente, nadie sabía nada. Nada. Y luego cortaron todas las carreteras. Intentamos llegar conduciendo a Nueva York y fue imposible, porque la policía tenía la ciudad cercada. No podías entrar ni podías salir. Fue verdaderamente espantoso. En cierto modo, supongo que inevitable, sobre todo si tenemos en cuenta lo que había estado ocurriendo en el plano político. Es muy fácil contemplar situaciones como esta de modo binario y los ataques del 11 de septiembre nos animaron a prestar un poco más de atención.


INCIPIT 1.540. QUIERO Y NO PUEDO / RAQUEL PELAEZ


Qué es ser pijo

A pesar de que a veces Diego Ibáñez se pone un peto de tejido mahón como el que llevan en las cadenas de producción los trabajadores del decadente cinturón industrial de Estados Unidos, el cantante de la banda de rock que acuñó el término «cayetano» está muy lejos de ser clase obrera manufacturera. Él se gana la vida con la música.

Este chico de veinticinco años, que estudió fisioterapia y se crio en el madrileño barrio de Malasaña, me mira fijamente y con sorna, como si me viese venir, cuando le pregunto: «¿Qué es un pijo?».

Estamos sentados entre paredes de ladrillo visto en las oficinas de su mánager, en pleno barrio obrero (y bastión electoral de la izquierda en Madrid) de Legazpi, y el líder de Carolina Durante se encuentra con el problema esencial de todos los estereotipos: su definición. Él mismo, inteligente y sin miedo a la autoparodia, sabe que se ajusta, además, a otro estereotipo: el de malasañero.


INCIPIT 1.539. DAVID BOWIE: VIDAS / DYLAN JONES


VIVIENDO EN MENTIRAS JUNTO A LAS VIAS DEL TREN

Fue un bebé de la posguerra, nacido en Londres en 1947 Llegó para formar parte de un nuevo mundo, dos años después de que hubiera terminado el viejo. Un pequeño londinense. Fue al colegio en Brixton antes de verse exiliado a los suburbios. Incluso de joven sabía que quería ser más de lo que era, ansiaba ser un gran hombre. Cuando empezó a trabajar en publicidad, pensó que lo había conseguido, pero no tenía ni la más remota idea de todo lo que le aguardaba. Al principio, fue avanzando a tientas -estuvo en los Kon-Rads, los King Bees, los Mannish Boys, David Jones and the Buzz, Davey ]ones and the Lower Third, Feathers, The Hype-, pero ignoraba por completo quién iba a ser cuando terminase.

David Jones nació el 8 de enero de 1947 en el nº 40 de Stansfield Road, Brixton, hijo de una acomodadora de cine y de un ejecutivo de marketing de la asociación benéfica Barnardos. Vivió allí hasta los seis años, cuando su familia se mudó aún mds lejos, a Bromley, en Kent. A pesar de que su padre era de clase media, su madre procedía de una familia pobre y trabajadora. David solía decir que una nube oscura pendía sobre la rama materna de la familia, caracterizada por la abundancia de problemas mentales. Cuando se descuidaba o cuando deseaba amplificar ese aspecto de su infancia, decía que «trágicamente» dos o tres tías suyas se habían suicidado. Contaba que aquello parecía ser algo que ola con frecuencia cuando era pequeño: el modo en que fulanita o menganita ya no se encontraban entre nosotros. Una vez declaró: «Supongo que la mayoría llevamos toda la vida batallando con la realidad y algo más. Creo que [mi hermanastro mayor] Terry probablemente me aportó la mejor y más duradera educación que pudiera haber tenido.


BOWIE


David Bowie: Vidas, p. 55

HANIF KUREISHI: Y a menudo me he preguntado si todo el rollo alienígena no procedería de ahí. Alguien que observa ligeramente desde los márgenes, que no termina de entender lo que está ocurriendo. Siempre adoptó el punto de vista de diversos personajes para escribir, ya desde el principio. No era un gran polemista. No desarrollaba narrativas. En ocasiones, cuando charlaba con él por teléfono, me transmitía esa misma sensación que a veces te dan los psicóticos cuando se limitan a hablar consigo mismos. Una suerte de monólogo en el que la otra persona simplemente comparte contigo todo cuanto se le está pasando por la cabeza. Probablemente no lo llamarías locura per se, pero sí que se da una especie de solipsismo. Por otra parte, como bien sabes, David era una persona increíblemente cabal, organizada, trabajadora, interesada en un montón de cosas ... de modo que no podemos decir que fuese psicótico o que estuviera perturbado de un modo que lo incapacitara. Su madre debía de estar bastante perturbada, después de haber perdido a dos hijos, uno de ellos esquizofrénico. Indudablemente tuvo que pasarle factura, ¿no? David decía que provenía de un hogar frío y sin embargo tenía ese sentimiento de ser alguien especial. De ser un niño muy amado. A mí nunca me pareció una persona que no hubiera sido querida de niño. No era de esos que piensas: hostias, menudo rencor les guarda a sus padres.


ZOWIE


David Bowie: Vidas, p. 363

DUNCAN JONES (CINEASTA): En muchos aspectos fue una infancia increíble. Viajamos por todo el mundo e hicimos cosas alucinantes. Recuerdo una vez que fuimos a ver un combate de sumo en Jap6n y quedarme boquiabierto. Tuve acceso a cantidad de experiencias únicas que muchas otras personas no llegan a vivir. Y atesoro esos recuerdos. Pero, a menudo, también me limitaba a sentarme muerto de aburrimiento en el backstage mientras él daba un concierto. Ya sabes, como cualquier otro crío cuando va a ver a su padre al trabajo, da igual a lo que se dediquen. Yo lo que estaba deseando era que se terminara el concierto para que pudiéramos volvernos a casa. Oía el fragor que llegaba desde el auditorio, pero me quedaba la mayor parte del tiempo zanganeando con los pipas y jugando con ellos. ¿Sabes esas cajas  blindadas en las que guardan el equipo? Cajas enormes y gruesas de metal, forradas con gomaespuma. Bueno, pues me metía en una de ellas y les pedía a los pipas que me empujaran, como si fuera en un cochecito. Todas las noches, al marcharnos, recuerdo el guirigay: la agitación de los guardias de seguridad que me llevaban apresuradamente hasta el coche antes de que mi padre saliera por separado, para que no nos pudieran sacar una foto juntos. La mujer que cuidaba de mí me cubría la cabeza con los brazos para impedir que me retrataran. Ya sólo entrar en el coche para ir a casa era todo un acontecimiento. Cuando mi padre rodaba una película era una experiencia completamente opuesta. Era como ir a Disneylandia. Pude ver cómo se construyen los decorados, cómo crean los maquillajes. En El ansia hay varias escenas en las que mi padre aparece convertido en un anciano y recuerdo que me acojoné vivo al verlo. También estuve con él mientras rodaba Dentro del laberinto. Y recuerdo el espectacular decorado del Sobo de los años cincuenta en Principiantes. Todo aquello me causó una profunda impresión.


DAVID Y ANDY


David Bowie: Vidas, p. 134

Los llevé a The Factory para que conocieran a Andy. Fue interesante. Uno de los principales motivos para la visita fue que Tony Defries quería conocer a Paul Morrisey, pues quería ofrecerse para llevar la representaci6n de Factory Films en Europa. Pensaba que podría solucionar todos sus problemas. Estaba Andy Warhol; estaba yo, que interpreté a Andy en su propia obra; estaba Allen Midgette, el tipo que hacía de Andy en el circuito universitario cada vez que Andy enviaba un doble porque no le apetecía personarse él mismo; y por último estaba David Bowie, que acabaría interpretando a Warhol en la película  Basquiat. No fue un encuentro atroz, pero tampoco fue bueno. La reunión fue tirando a tensa, porque Warhol no era un gran conversador, como tampoco lo era David. Fue incómodo. Nadie sabía muy bien qué decir ni cómo animar aquello. Se estuvieron tanteando un rato y entonces David le regaló una copia de Hunky Dory y le puso ''Andy Warhol", que a Andy le pareció horrible. Lo que no contribuyó a que el ambiente mejorase. Aquella misma semana conoció también a Lou Reed e Iggy Pop.


CAPOTE MUERE


Truman Capote, George Plimpton, p. 528

Seguimos hablando, y riendo, y rememorando los buenos tiempos. Empezó a ponerse pálido otra vez, y su pulso -que estuve controlando durante todo ese tiempo- empezó a desvanecerse de nuevo. Por alguna razón, empecé a llorar, porque había una posibilidad real de que se estuviera muriendo. Le dije: «Truman, no puedo dejar que hagas esto. No puedo soportarlo». Y entonces fue cuando dijo: «Si no puedes soportarlo, piensa que me he ido a China. Allí no hay teléfonos ni servicio de correos».

Dijo: «Tengo frío. Abrázame». Tenía una manta por encima, pero yo lo rodeé con mis brazos, y estaba medio tumbado, y yo estaba sollozando, y él seguía hablando, aunque muy bajito, y yo lloraba y le decía lo mucho que lo quería, y cuánto significaba para mí, y que siempre estaría en mi corazón, y él dijo: «Mamá». Lo dijo tres veces, y yo estaba abrazándolo, y como acunándolo. Le dije: «Está bien, todo va a ir bien, todo va a ir bien ... », y como lo estaba acunando, y diciéndole que todo iba a ir bien durante mucho rato, realmente no sé cuándo se fue. Mi mejilla estaba contra su mejilla, y no me di cuenta hasta que la temperatura empezó a cambiar en mi piel. Me di cuenta de que ya no irradiaba calor. Supe que ya no estaba allí.


WARHOL


Truman Capote, George Plimpton, p. 493

ANDREAS BROWN. Cuando Andy Warhol vino a Nueva York, en el verano del 49, era extraordinariamente ambicioso. Quería triunfar, de verdad. Y qué mejor maestro que Capote, que en aquel entonces estaba empezando a destacar como personaje influyente en la sociedad: era la persona que sabía cómo manipular la escena neoyorquina. Andy era lo suficientemente inteligente para comprenderlo; y se dijo: «Dios, si pudiera seguir las huellas de ese tío ... Si pudiera sentarme a sus pies y aprender, me ahorraría muchos años de esfuerzo antes de llegar a la cima». Así que Andy empezó a buscarse su favor. Le escribía casi todos los l días, lo llamaba por teléfono, lo esperaba a la puerta de su apartamento ... Hasta el punto de que la madre de Truman le dijo al final: «Por favor, deja de venir aquí y deja de perseguir a mi hijo». Al principio, Capote pensaba que Andy era simplemente otro pirado, y procuraba evitarlo. Al final se encontraron y, cuando Andy empezó a adquirir una fama y notoriedad muy firmes, Capote lo adoptó como otro miembro destacado de la jet set. Desde luego, al final acabaron ayudándose mutuamente en sus respectivos ámbitos. Ambos eran consumados genios a la hora de manipular a la sociedad. Brillantes en eso, absolutamente brillantes.


INCIPIT 1.538. TRUMAN CAPOTE / GEORGE PLIMPTON


MONROEVILLE - 1924-1931

CAPÍTULO 1

En el que el lector conocerá el pueblo de Monroeville (1.800 hab.) y a Harper Lee, y asistirá a la primera gran fiesta de Truman Capote

MATTHEW RODES (residente). Si accedes a Monroeville desde el sur, después de cruzar todas esas millas de campos de algodón a cada lado de la carretera, primero pasarás por el parking de Vanity Fair, la empresa que da más empleo en el pueblo. Confeccionan lencería de mujer, sobre todo. Así empezaron, pero han añadido al abanico de productos de la fábrica la manufactura de los vaqueros Lee y también la de polos y camisetas. A continuación, pasarás por el colegio universitario. Así se llamaba antes el Patrick Henry Community College, si bien es ahora conocido como el Alabama Southern ... No se me alcanza qué pueden tener contra Patrick Henry. Luego hay una hilera de pequeños restaurantes: el McDonald's, el Hardee's, y una pequeña casa de comidas llamada Radley's, en honor al personaje de Boo Radley en la novela de Harper Lee Matar a un ruiseñor.


INCIPIT 1.537. ANIMALES DIFICILES / ROSA MONTERO


MADRID, 22 DE ENERO DE 2111

«O todos o ninguno.»

Había comprado la pancarta holográfica en SieSie, la mayor tienda virtual del planeta. La había adquirido en un teclado público y pagado con una tarjeta de crédito desechable, y además había hecho que el robot se la llevara al tercer banco de la izquierda del parque-pulmón del Retiro, contando a partir de la entrada por la puerta de Granada. NO-SOY-IDIOTA, se dijo, satisfecho. Era un pensamiento con mayúsculas incluso dentro de su cabeza. NO-SOY-IDIOTA. Aunque Máster lo tratara con ese desdén tan irritante, él no era ningún idiota. Mira qué bien se las había arreglado para ocultar su rastro. Incluso tuvo la brillante idea de pegar un chicle sobre la cámara del teclado para que no pudieran tomar su imagen.


ISAK DINESEN


Truman Capote, George Plimpton, p. 350

Dinamarca

SLIM KEITH. Me llevó a ver a Isak Dinesen. Salimos al campo. Ella era como un cadáver. Maravillosa. Pensé que su sombra de ojos aumentaba su belleza y aquel delicado rostro, con mejillas muy prominentes. Delgada, delgada, delgada. Se sirvió el té a las cuatro y fue la cosa más rebuscada y compleja que he visto en mi vida. Paté y tostada, y crepe suzette, y un montón de dulces y pasteles. Comentó algo sobre un libro del que Truman había hablado. «¿Te gustó ese libro», le preguntaron. «Sí. Pero no había suficiente aire, o agua o cielo en ese libro». Uno sabía exactamente lo que quería decir. No había suficiente espacio.

Se interesó por mí: «¿Puedo hacer algo por ti?».

Le dije: «Mi libro favorito, casi, de toda la literatura inglesa es Memorias de África. Me encantaría tener un ejemplar firmado».

Ella dijo: «Bueno, te lo envío mañana». Efectivamente, al día siguiente recibí un ejemplar del libro. Estaba firmado: «Para Nancy Hawks, en recuerdo de un día encantador. .. Karen Blixen». Luego debió de descubrir que yo ya no estaba casada con Howard Hawks, sino,  en ese momento, con Leland Hayward. Al día siguiente recibí otro libro; la dedicatoria decía: «Para Nancy Hayward. El que no comete errores es porque nunca hace nada. Karen Blixen».


¡¡¡FAULKNER¡¡¡


Truman Capote, George Plimpton, p. 301

Le pregunté: «¿Cómo conociste a Faulkner?». Me dijo que Bennett Cerf les daba las llaves de Random House a los escritores más especiales. Sobre todo, a los escritores de fuera que no tenían un lugar donde trabajar cuando visitaban Nueva York. Truman me dijo que había visto a Faulkner muchas noches en la editorial. Al final, Bennett se quejó y le dijo a Bill que no bebiera allí, porque las oficinas olían como una destilería. Llegaban los trabajadores por la mañana y lo encontraban durmiendo la mona en el sofá de Cerf. Era malo para el negocio. La gente veía a un viejo borracho y no se daban cuenta de que aquel tipo iba a ganar un premio Nobel.

En fin, a Truman le gustaba muchísimo Faulkner. Faulkner tenía esa cosa ... fingía ser un pueblerino, utilizaba formas muy coloquiales de hablar y cosas de ese tipo. Un buen tipo. Truman decía que Faulkner se emborrachó en alguna de sus fiestas y le preguntó si se podía dar un baño. Estuvo en la bañera cuarenta o cincuenta minutos y Truman se preocupó por él, así que entró en el baño y se encontró a Faulkner en la bañera, llorando. Truman se sentó en la taza del váter y asegura que no se dijeron ni una palabra, pero que fue un gran consuelo para Faulkner que él estuviera allí.


LAUREN BACALL (actriz)


Truman Capote, George Plimpton, p. 163

JACK CLAYTON. Soy una de las pocas personas que no pertenece a esa camarilla que piensa que La burla del diablo es una obra maestra. La vi con gusto, pero solo con el gusto que puede proporcionar una cosa de ese tipo. Es una película que no debería haberse hecho.

JOHN HUSTON. Pero después Jack Clayton le regaló un bulldog que le encantó. Truman había comentado que le gustaba mucho esa raza de perros y a mí no me sorprende en absoluto, porque, como digo, el propio Truman era un poco bulldog.

LAUREN BACALL (actriz). Se cruzó en mi vida despuésde La burla del diablo. Yo había estado rodando Cómo casarse con un millonario en California y cuando terminé, me reuní con Bogie en Londres. Me habló de Truman. «Cuando te lo presenten, vas a pensar que no es un ser real. Y al cabo de un rato, cuando lo conozcas un poco, vas a querer metértelo en el bolsillo y llevártelo a casa». Me dijo que no había visto a nadie que trabajara más y más duro que Truman. En aquella época lo hacía sin descanso. Al final, lo conocí cuando vino a California. Vino a casa. Y, por supuesto, no me lo podía creer. Aquella vocecilla: «Hola, querida». Era totalmente contagioso, con su increíble inteligencia y su ingenio. Esto fue antes de que ocurriera toda aquella mierda. Tuvimos una gran amistad. Truman adoraba a Bogie. La pareja más improbable del mundo eran Bogart y Truman Capote.


CAPOTE


Truman Capote, George Plimpton, p. 111

GORE VIDAL. Conocí a Camus más o menos por la misma época, creo, en una fiesta que dio Gallimard en París en el verano de 1948; los Gallimard eran los editores de Capote en Francia. Camus y Sartre estaban allí. A finales del verano, Capote dijo que había tenido un lío con Camus. Ahora bien, Camus andaba detrás de todas las actrices de París. Nunca se Je había conocido que tuviera ningún interés en absoluto ni por los hombres ni por los chicos. Además, yo ya había pillado las mentiras de Truman aquel verano, cuando dijo que había tenido un lío con André Gide. Dijo que Gide Je había dado un anillo de oro y amatistas. Vi a Gide como un par de semanas después. Y le dije: «Ah ¿qué te pareció Trurnan Capote?».

«¿Quién?».

Le repetí el nombre. Dijo: «Ah, ya sé quien dices ... ». Sacó la fotografía de Truman en el sofá y dijo: «¿Está en París?».

Le dije: «Sí. Dijo que había pasado un buen rato contigo».

«Oh», dijo. «No lo conozco. ¡Pero he recibido al menos diez de esas fotografías por correo!».


EL REMORDIMIENTO


Animales difíciles, Rosa Montero, p. 300

Mira, durante mi largo destierro en la existencia, cuando todos los años eran el mismo túnel y todos los sentimientos una congoja interminable, recordé muchas veces un poema de Jorge Luis Borges, un escritor muy famoso del siglo XX. Se titula «El remordimiento » y dice así, me lo sé de memoria ...

Yiannis tomó aire, se recostó en el sillón y comenzó a recitar con lenta sonoridad:

- He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados. Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi lado la sombra de haber sido un desdichado.


INCIPIT 1.536. NO TE VERE MORIR / ANTONIO MUÑOZ MOLINA


«Si estoy aquí y estoy viéndote y hablando contigo, esto ha de ser un sueño», dijo Aristu, mirando a su alrededor con asombro, con gratitud, con incredulidad, con el miedo a que en cualquier momento se disipara todo, volviendo la mirada hacia Adriana Zuber, medio siglo después, hacia el color y la expresión inalterada de sus ojos, sorprendido de hasta qué punto, habiendo creído recordarlos siempre con exactitud, los había olvidado, los bellos ojos risueños entre grises y azules que ahora lo miraban a él igual que la última vez, en mayo de 1967, en otro siglo y en otro mundo y sin embargo en esta misma habitación, en la que desde el momento de entrar había descubierto que casi nada había cambiado, no ya los muebles o los cuadros o las cortinas en la ventana sino la luz misma, la luz pálida que entraba desde un patio de manzana en el barrio de Salamanca, igual que los rumores vecinales y el ruido bronco pero amortiguado del tráfico, una luz de media mañana y de revelación o despedida


INCIPIT 1.535. EL VIENTRE DE LA BALLENA / JAVIER CERCAS


Aún no ha pasado año y medio pero es como si ya hubiera pasado mucho tiempo desde la tarde de agosto en que volví a ver a Claudia Paredes y volví a enamorarme de ella. Eso quizá es  lo que entonces pensé o como mínimo lo que desde entonces he pensado a menudo: que volví a enamorarme de Claudia en cuanto volví a verla y que por tanto fue inevitable todo lo que ha ocurrido después, en este año y medio en el que ha cambiado por completo mi vida. Aunque bien pensado quizá no es verdad, quizá la idea de que todo fue inevitable ha sido sólo una argucia inventada a posteriori, un intento por lo demás fracasado de encontrar un antídoto contra el remordimiento y la culpa, y quizá también contra la nostalgia y el deseo; porque lo más probable es que siempre haya sabido que todo pudo evitarse, que nada tuvo por qué ocurrir como ocurrió y que si ocurrió fue porque yo quise o porque no evité que ocurriera, y de ahí el remordimiento y la culpa y a ratos la nostalgia y el deseo.

Lo que es seguro es que la historia empezó un jueves caluroso de agosto, el último jueves de agosto para ser más exactos, hace ahora dieciséis meses. Luisa, mi mujer, llevaba toda la semana fuera, en un congreso de historiadores que se celebraba en Amsterdam, y no volvía hasta el sábado. Yo había aprovechado su ausencia para acabar de poner en orden el material que había recogido desde la primavera con vistas a escribir un artículo sobre una novela de José Martínez Ruiz, Azorín.


WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia