Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

LAS DIONISIAS


Los griegos antiguos, Edith Hall, p. 200

El festival se inauguraba oficialmente a la mañana siguiente con la Pompé (procesión). Toda la ciudad bullía de entusiasmo; no podían iniciarse procedimientos legales ni reunirse la Asamblea, y hasta los presos quedaban temporalmente en libertad bajo fianza. La procesión dionisiaca, que empezaba en las murallas de la ciudad, se detenía en varios lugares sagrados, camino del santuario, para cantar y danzar en honor de los dioses. Al mismo tiempo de ese modo se definían, por representación simbólica, las relaciones entre los grupos que constituían la sociedad ateniense. Encabezaba· la procesión una joven virginal de una familia aristocrática, que llevaba la cesta dorada ceremonial con selectas piezas de carne del sacrificio. Los coregas que habían sufragado las producciones teatrales iban ataviados con vestiduras costosas, de oro incluso. Se hacían los preparativos para el banquete público, que requería ingentes provisiones para miles de participantes; el toro elegido como animal principal del sacrificio iba acompañado por ciudadanos jóvenes en periodo de instrucción militar. Había también cientos de animales sacrificiales menores. El santuario de Dioniso debió de parecer un matadero gigantesco junto a una barbacoa, en el que resonaban los mugidos y los balidos de los animales aterrados, todo salpicado de sangre y apestando a carne asada y cadáveres.

Para acompañar la comida, los ciudadanos llevaban odres de vino y hogazas de pan en espetones; por su parte, los metecos tenían tazones para mezclar el vino con el agua que sus hijas servían de unas jarras. Otros hombres cerraban la comitiva con los falos rituales del dios. Se organizaban también concursos de canto con coros formados por cincuenta ciudadanos. El teatro en sí estaba preparado para la culminación del festival; a la representación de las obras la precedía un rito ceremonial de purificación en el que hacían libaciones de vino en honor a los dioses. Un heraldo público proclamaba los nombres de los benefactores de la ciudad. Una vez lleno el teatro se exhibían hileras de lingotes de plata (talentos), los ingresos que había acumulado Atenas gracias a los tributos de ese año. El toque imperial lo realzaba aún más la armadura que se entregaba a todos los hijos en edad militar de los atenienses caídos en combate.

Un heraldo con una trompeta anunciaba cada una de las producciones teatrales. Aunque en el siglo V cambió el programa del festival, en especial en lo tocante a las comedias, el cambio no influyó en la representación de las tragedias. Las tetralogías de cada uno de los tres poetas rivales se representaban de un tirón, en un solo día, probablemente por la mañana. Decidían el resultado los jueces, ciudadanos corrientes seleccionados a último momento entre todas las tribus, no electos, para evitar la corrupción. No obstante, recibían presiones para que votaran de acuerdo con la opinión del público, que hacían patente los aplausos. Al ganador, condecorado con una corona de hojas de hiedra, lo llevaban a la casa de un amigo pudiente, y en andas en una procesión, como si fuese un atleta vencedor en las Olimpiadas. El ambiente general de la fiesta, con concursos de bebida, cierto trasfondo sexual, muchachas que tocaban la gaita y jarana en las calles hasta la madrugada, está exquisitamente plasmado en El banquete de Platón, concretamente en la dramatización de la fiesta que se organizaba después de la función.


No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia