Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

PARIS


Las Bellas Extranjeras, Mircea Cartarescu, p. 96
Oh, París. París es París. En verano huele a pis. En invierno es sombrío y plomizo. El famoso metro es el más eficiente y el más accesible del mundo, pero es más feo que un dolor. ¿Y qué más da? Nosotros, los rumanos, tenemos París tan grabado en las circunvoluciones del cerebro como el sol en los pétalos y en el cogollo del girasol. Antes se vendían latas de «Air de Paris”. Y es que París entero es una especie de lata. Es como un gigantesco vientre de mariposa hembra que expande sus feromonas por el mundo entero. Las he encontrado, enquistadas pero todavía vivas, prisioneras entre las páginas de los libros y las he aspirado con voluptuosidad desde que tengo uso de razón. Después de la revolución, habré estado en esta ciudad unas veinte veces y en cada ocasión me ha asaltado una especie de síndrome Amok, una exaltación especial que no he vivido en ninguna otra parte. Es como si me reencontrara con un barrio olvidado en el que hubiera vivido antes o con el que tal vez solo hubiera soñado, y donde cada muro y el nombre de cada calle me golpearan de lleno como una especie de revelación: sí, lo recuerdo, he pasado ya por aquí, en otra vida. Creo sinceramente que todos los artistas rumanos han vivido en París durante una vida anterior; de lo contrario resulta inexplicable el poder que ejerce esta maldita ciudad sobre nosotros.

No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia