Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 895. LA NOVIA DE LOS SOLTEROS / STEPHEN KOCH


Vi por primera vez a Mel Dworkin en el invierno de ... las Supremes. Fue en una de aquellas sonadas fiestas de mi juventud; una juventud maravillosa, entregada con descarado entusiasmo a su sistemática decadencia. Era una fiesta del downtown, en pleno Soho y en su primera fase, cuando éste todavía era un barrio en bruto, tan auténtico que ni siquiera tenia nombre. El escenario de la fiesta era un enorme espacio grisáceo, mugriento y destartalado, azotado por el lamento de My world is empty without you, babe!, donde la multitud abandonaba sus caderas al martilleo de la música. Una sala de baile perfecta para descargar nuestra nueva energía, nuestro nuevo erotismo.
Todavía hoy me parece increíble que todo aquel resplandor haya sido engullido por el pasado. Nueva York acababa de nacer, y era la ciudad más emocionante del mundo. El arte, como la vida, no había hecho más que empezar. Nosotros, todos nosotros, teníamos acceso a una especie de tiempo nuevo y potencialmente infinito que no podía compararse a nada de lo que había sucedido antes. La juventud, y la historia, nos habían elegido. Los Beatles estaban en su momento culminante, y las Supremes subían como la espuma. La canción Baby Love sonaba en todas partes; hacía cuatro días, Rauschenberg y Johns hablan sido nombrados clásicos. La reputación de Mel Dworkin había alcanzado su cenit: era el pintor del año, nuestra nueva  estrella. Y en medio de todo aquello estaba yo, un jovencísimo historiador del arte a punto de empezar una tesis que el tiempo y una pequeña dosis de tragedia transformarían en La novia de los solteros.

No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia