Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

LA MUERTE DE BORGES EN EL LIBRO “BORGES” DE ADOLFO BIOY CASARES.

1989
Bernès me refirió que Borges, unos quince días antes de morir, sintió la presencia de la muerte. Habría dicho. “Ha llegado. Esta aquí”. Le pregunté si la habría descripto [sic]. Bernès contestó: “Dijo que era algo externo, rígido y frío”.
La Biblioteca Nacional Francesa permitió a Bernès –que dijo: “Borges los pide”- llevarse por unos días los tres volúmenes de la primera edición de Ascasubi. “Cuando salga la edición de La Pléiade yo tendré dos volúmenes así –comentó Borges-. Esta bien que Ascasubi tenga tres y yo dos.”
Una de las últimas bromas. Bernès mencionó La moneda de oro. Borges corrigió: de hierro. Bernès se mostró disgustado por su error. Boregs le dijo: “No se contraríe. Usted hizo lo que la alquimia no pudo”.
Hacia el final, Nernès le leyó “Ulrico”. Borges comentó: “Soy un escritor” Según Bernès murió diciendo el Padre Nuestro. Lo dijo en anglosajón, en inglés antiguo, en inglés, en francés y en español.
Borges murió en una casa alquilada, creca de la Grande Rue (tal vez la cruza). Estaba muy contento en esa casa y dijo que le hubiera gustado vivir allí cuando era joven y vivía cerca de la iglesia rusa. La casa no tiene número; la calle no tiene nombre, pero tiene llave, que es también la de la casa.
Bernès grabó a Borges cantando La morocha y otros tangos. Dice que en esa grabación Borges ríe con la risa de siempre.

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