Aunque llevaban años leyéndose mutuamente y estaban en contacto desde
2005, Paul Auster y J.M. Coetzee no se conocieron en persona hasta
febrero de 2008, cuando Auster y su esposa, la novelista y ensayista
Siri Hustvedt, asistieron al Adelaide Literary Festival, en Australia.
Poco después Auster recibió una carta de Coetzee proponiéndole
embarcarse en un proyecto común en el que «podamos sacarnos chispas el
uno al otro».
Aquí y ahora es el resultado de esa propuesta: un diálogo epistolar
entre dos grandes escritores que se convirtieron en grandes amigos. El
deporte, la paternidad, la crisis económica, el arte, el incesto, las
malas críticas, la infancia, el matrimonio, el amor… son sólo algunos de
los temas que tratan en los tres años que cubren estas cartas. Llena de
citas, anécdotas personales y referencias cinematográficas, esta
correspondencia ofrece un retrato íntimo de dos de los escritores
contemporáneos más interesantes.
«Te considero un amigo, un amigo verdadero, y lo último que quiero en el
mundo es que perdamos el contacto.» A lo cual Coetzee replicó: «Por
supuesto que somos amigos de verdad. Y hasta podemos ser hermanos de
sangre si quieres. La próxima vez que nos veamos podemos hacer una de
esas ceremonias de mezclar la sangre.»
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