De La Heredera de Henry James, p. 80-81 –ed.de 1952-
- Ten la bondad de decirme lo que ocurre en esta casa - le dijo en un tono que a él le pareció genial, dadas las circunstancias.
- ¿Lo que ocurre, Austin? - exclamó mistress Penniman -. ¿A qué te refieres? Creo que no lo sé. Me parece que anoche la gata gris tuvo cría.
- ¿A sus años? - dijo el doctor _. ¡Es un escándalo! Ten la bondad de ocuparte de que ahoguen a todos los gatitos. Bien, ¿qué más ha sucedido?
- ¡Pobres gatitos! - exclamó mistress Penniman
-. ¡No los ahogaré por nada de este mundo! Su hermano fumó en silencio durante unos minutos.
- Esa simpatía por los gatos, Lavinia -dijo, al fin -, proviene de un elemento felino en tu carácter.
- Los gatos son tan graciosos, tan limpios - dijo mistress Penniman sonriendo.
-Y muy cautelosos. Tú eres el símbolo de la gracia y de la limpieza; también te falta sinceridad.
- A ti no, querido.
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