Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

UN POCO DE PLACER


La llamada, Leila Guerriero, p. 245

-Porque me daba miedo, porque tenía pánico. Ya bastante estaba diciendo en esos putos juicios, hablando siete horas y media, como para además poner toda la carne al asador. «¿Y usted cómo no se resistió?» El juez de este último juicio me preguntaba: «¿Dónde la llevó la primera noche, la segunda, la tercera, la cuarta?». Le dije: «¡Mire, no las contaba!». Desde el momento del secuestro, no hay nada que pueda ser considerado que se hace por voluntad propia. Pero que en determinadas circunstancias tú hayas podido incluso tener placer sexual en esa situación, que era una violación, es perfectamente comprensible. En medio de esa noche oscura, donde estabas solo como un perro, que un tipo, aunque fuera un represor, te hiciera una caricia y te tratara humanamente, bueno, chica, no deja de ser una violación, pero por lo menos en ese mínimo momento evades. Un poco de placer. Una descarga. Pero todo eso es como un tabú. Como el tema del consentimiento. En el campo, el consentimiento no existe. Ni aunque hubieras follado con ese tipo mejor que con nadie en tu vida. Aun así es una violación. Todo eso que ocurre está condicionado por una situación de amenaza brutal. Pueden hacer contigo lo que quieren. Cortarte en pedacitos, secuestrar a tu hijo, a tu madre, a tu tía. ¿Fue una violación aunque hubiera placer? Por supuesto que sí. Yo creo que hay un sustrato terriblemente machista y no queda del todo claro que las mujeres no provocamos las violaciones.La justicia es troglodita, y la violada es la provocadora,la sucia.


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