Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

JüNGER


Diarios. A ratos perdidos 5 y 6, Rafael Chirbes

 Recuerdo las palabras de un personaje de Gaite en su novela Lo raro es vivir, dice: «Las vidas van siempre en borrador, tal que así las padecemos, nunca da tiempo a pasarlas en limpio».

En Italia, al ver a un monje encendiendo una vela, Jünger tiene la sensación de hundirse en el tiempo: no me refiero a cobrar consciencia del sentimiento melancólico que se apodera de nosotros cuando vemos cosas antiguas, sino al sentimiento de caída física; se abre un abismo. Las numerosas páginas que, en este volumen, dedica a Roma están llenas de estas caídas, de estas imantaciones. Coincide su estancia romana con la aparición en los periódicos de noticias sobre las subversiones de mayo del 68, entre las que recoge la historia de unos estudiantes que le gritaron al profesor: «Deja ya en paz a Tasso y háblanos del Che Guevara». Al parecer, tras el incidente, el profesor, un hombre sensible, se cortó las venas y luego se arrojó por un balcón. El periódico daba cuenta de que había ingresado moribundo en el hospital, donde permanecía agonizante, mientras Jünger vaticinaba: «Hasta nueva orden, todos los enjuiciamientos de la situación que partan de que aún existen valores que transmitir son errados. El valor es sustituido por el número; lo trágico, por el accidente; el destino, por la estadística; el héroe, por el criminal; el príncipe, por el cacique; Dios, por "el bien"». Reflexiones del aristócrata que siente que el mundo se le ha escapado de las manos.


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