Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.231. EL HIJO DEL CAPITAN TRUENO


EL PARAÍSO PERDIDO

Mi madre colgó el teléfono de un golpe seco, apagó el cigarrillo y dio orden de estar listos para salir de inmediato. La Tata se puso seria y le preguntó:

-Pero qué va a hacer usted, señora, qué va a hacer usted, por Dios ...

-Nos vamos a la finca. Esto se va a acabar ya.

-Y los niños, piense usted en los niños, señora ...

-Los niños los vistes y los subes al coche ... Tú también y rápido ...

-La va a armar ...

-Sí, Tata, la voy a armar ... -contestó mientras revisaba frenéticamente que todo lo necesario para el viaje estuviese en su bolso y prosiguió-. ¿No es hoy Noche Vieja? Pues vamos a ir a celebrarla corno Dios manda ... en familia ... nosotras, los niños y su padre ... esto se acaba hoy mismo ... con el año.

Agarró escaleras arriba y a la mitad emergió encaramándose a la barandilla corno una gárgola. Gritó:

-¡Que sea ya, Reme, ya!, ¿me entiendes? ... Y lleva champagne que lo vamos a celebrar.

Cuando mi madre llamaba a la Tata por su nombre, de algo serio se trataba y nunca auguraba nada bueno.

-¿Le echo también las escopetas y se las cargo, señora? ... Ya que estamos ...


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