Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

RUSIA

Denkbilder, Walter Benjamin, p. 46
Aquí todas las ideas, todos los días y todas las vidas parecen estar puestos sobre la mesa de un laboratorio. Y, como si fueran metales de los que se trata de extraer por todos los medios una sustancia desconocida, tienen que dejar que se experimente con ellos hasta el agotamiento. No hay organismo ni organización que pueda sustraerse a este proceso. Los empleados en las empresas, las oficinas en los edificios, los muebles en las viviendas, todo se reagrupa, se traslada y se corre de aquí para allá. En los clubes, como si se tratara de centros experimentales, se estrenan nuevas ceremonias para dar nombre a los recién nacidos y para la celebración de las bodas. Se modifican las disposiciones todos los días, pero también las estaciones de tranvía cambian de lugar, hay negocios que se convierten en restaurantes y algunas semanas más tarde, en oficinas. Este asombroso método de ensayo –aquí se lo llama remonte o renovación- no sólo afecta a Moscú, es un método ruso. En esta pasión imperante hay tanto una voluntad ingenua para el bien como una curiosidad y un jugueteo desmesurados. Se trata de uno de los fenómenos más característicos de Rusia en la actualidad. El país está movilizado tanto de día como de noche, por supuesto, con el Partido a la cabeza. Sí, lo que distingue al bolchevique, al comunista ruso, de sus camaradas occidentales es esta disposición incondicional a la movilización. La base de su existencia es tan exigua que año a año está listo para partir. De otra forma no podría enfrentar esta vida. ¿En qué otra parte podría pensarse que de un día para el otro se nombre director de un importante teatro estatal a un militar meritorio? El actual director del Teatro de la Revolución es un ex general. Es verdad: fue literato antes de convertirse en un general victorioso. O, ¿en qué otro país pueden oírse historias como la que me contó el schwejzar o mayordomo de mi hotel? Hasta 1924 estuvo en el Kremlin. Después, un buen día, enfermó gravemente de ciática. El Partido lo hizo atender por sus mejores médicos, lo envió a Crimea, hizo que tomara baños de fango e intentara el tratamiento con rayos. Cuando todo fue en vano, se le dijo: "Usted necesita un cargo en el que pueda cuidarse, donde no pase frío y no tenga mucho movimiento". Al día siguiente, era portero de hotel. Cuando esté curado, va a volver al Kremlin.

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