Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

EL COMUNISMO COMO VOLUNTAD Y REPRESENTACION

De La fiesta de la insignificancia de Milan Kundera, p.109-110
-La gran idea de Schopenhauer, camaradas, es la de que el mundo no es más que representación y voluntad. Eso significa que, tras el mundo tal como lo vemos, no hay nada objetivo, ninguna «Ding an sich» y que, para hacer que exista esa representación, para hacerla real, debe haber una voluntad; una enorme voluntad que la impondrá.
Zhdánov protesta tímidamente:
-ilósif, el mundo como representación! Toda la vida nos has obligado a afirmar que era una mentira de la filosofía idealista de la clase burguesa.
-¿Cuál es, camarada Zhdánov –contestó Stalin-, la primera propiedad de una voluntad?
Zhdánov calla y Stalin responde:
-Su libertad. Puede afirmar lo que quiera. Dejémoslo. La verdadera pregunta es ésta: hay tantas representaciones del mundo como hay personas en nuestro planeta; eso crea inevitablemente el caos; ¿cómo poner orden a ese caos? La respuesta es clara: imponiendo a todo el mundo una única representación. Y sólo se puede imponer gracias a una única voluntad, una única, inmensa voluntad, una voluntad por encima de todas las demás voluntades. Esto es lo que he hecho mientras las fuerzas me lo han permitido. iY os aseguro que, bajo el dominio de una gran voluntad, la gente termina por creer cualquier cosa! iOh, camaradas, cualquier cosa!
Y Stalin rió, con felicidad en la voz.
Al acordarse de la historia de las perdices, mira con malicia a sus colaboradores y, en particular, a Jrushchov, bajito y rechoncho, que en aquel instante tiene las mejillas enrojecidas y que se atreve, una vez más, a mostrarse valiente:

-No obstante, camarada Stalin, aunque entonces se creyeran cualquier cosa que proviniera de ti, hoy ya han dejado de creerte del todo. 

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