Aquí había una viña
Cada vez que conduzco por la
A-52, y a la altura de la salida 155 dejo de acelerar, acciono el intermitente,
freno ligeramente y al fin abandono la autovía, siempre suelto lo mismo:
"Aquí tenían una viña mis abuelos". La frase no desaparece con sus
sonidos, deja una estela en el aire del habitáculo que tarda aún un rato en
deshacerse del todo.
Creo que con el tiempo se ha ido
convirtiendo en el primer verso de un poema que no sigue. Ese trozo de tierra, durante
muchos años, fue trabajado por las distintas generaciones de la familia.
Gastábamos una mañana entera, con su almuerzo, en recolectar la uva. Era una
mezcla de duro trabajo y fiesta.
Cuando tenía unos 15 años,
hicimos la última vendimia. Un día apareció el Estado, expropió el suelo y con
el tiempo por el medio justo de la viña pasó la autovía y con ella miles,
millones de coches.

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