Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.483. LA FORJA DE UN HISTORIADOR / ANGEL VIÑAS


Una juventud en la España de Franco

Me parece un tanto irónico que en casa apenas se hablara de los tiempos pasados. Se aludía a lo mal que se había sentido nuestro padre, Arturo, durante la guerra por no encontrar tabaco a cómo un médico amigo les había ayudado de vez en cuando. Trabajaba en el hospital de sangre en que se había convertido el Hotel Palace. Nada que pudiera darnos una idea de la vida en el Madrid sitiado, salvo que aguantaron con muchas dificultades. Nunca supe si perteneció o militó en algún partido político, pero sí recuerdo que en casa se oían regularmente el servicio en español de la BBC y Radio España Independiente (REI) a la vez que, día tras día, se escuchaba lo que entonces se llamaba «el parte», es decir, las noticias de Radio Nacional de España que se emitían a la hora de la comida y de la cena.

NIÑEZ FELIZ

Se me han olvidado muchos detalles de mi niñez, pero no la primera vez que fui al colegio del barrio. Era una casona vetusta, a cincuenta metros de donde vivíamos en la calle Fúcar, hoy dentro del Barrio de las Letras madrileño. Nuestro piso estaba en un inmueble casi pegado a la calle de Atocha. En aquella escuela convivíamos en la misma aula numerosos chicos del vecindario, en varios grupos de edad. El maestro, don Eduardo, era un bonachón que me parecía ancianísimo y que no dudaba en aplicar la palmeta cuando alguno resultaba demasiado díscolo.


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