Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.162. DAVID BOWIE / RAMIRO SANCHIZ


A los once años el autor de este libro quería ser Isaac Asimov.

El origen de ese deseo está en un pasaje de la tercera autobiografía del autor de Fundación: tras leer un relato de uno de sus contemporáneos, cuenta Asimov, sintió que él también podía hacer eso y que él, de hecho, podía hacerlo mejor. Y yo también puedo, pensé.

Pero tres años después ya no quería ser Asimov. Había escuchado “Break on Through”, visto ya no sé cuántas veces la película de Oliver Stone (The Doors, 1991) y decidído que, ahora, quería ser Jim Morrison. A diferencia de Asimov, de hecho, Morrison sí tenía una imagen que valía la pena copiar. N o importaba que en el fondo fuese imposible alcanzar un parecido físico; el corte de cabello, la mirada, la expresión, los pantalones de cuero y las blusas blancas eran suficiente, junto a hablar con pasión de algo llamado poesía, leer a Huxley y a Blake y planear la búsqueda de hongos alucinógenos en el remoto Este uruguayo.

Y quizá en el fondo sí entendí (o sigo creyendo haber entendído) qué era la poesía, a qué sonaba, cómo se sentía. Gracias a mi imitación de Morrison. Gracias a esa pequeña influencia o contaminación.


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