Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 994. SALVAR EL FUEGO / GUILLERMO ARRIAGA


La mujer corre por la avenida. Avanza a grandes zancadas. Los hombres que la persiguen se rezagan. Ella lleva un revólver en la mano. Se aproxima a una familia. Sin perder el paso trata de disimular el arma. La pega a su cadera. Una anciana no se percata y se mueve hacia su derecha. Ella gira el cuerpo para evadirla, pero termina por arrollarla. La anciana cae de espaldas. La mujer farfulla un «perdón» y acelera. Uno de los del grupo la increpa. “Estúpida”, le grita. La mujer voltea. Ve a sus perseguidores como puntos diminutos. No van a alcanzarla. Carecen de la potencia de sus piernas. Ella mantiene la velocidad. No puede detenerse. No puede. “Si nos llegan a descubrir, huye por los callejones”, le advirtió él. Ahí debería estar a salvo. Perderse en el estrecho laberinto de andadores. La mujer prosigue. Su tranco es largo, el de una atleta musculosa y alta. A lo lejos vislumbra los pasadizos. Debe entrar ahí para salvarse. Jadea. Suda. Sus atacantes corren tras ella para matarla. Unos minutos antes sintió los disparos pegar cerca. Dos tronaron en un auto junto a ella. Varios más zumbaron por encima. Le apuntaron a la cabeza. Deseaban que cayera reventada. Tal y como cayó el hombre que ella mató. Fue un relámpago. El tipo se le plantó y alzó el arma. Ella apretó el gatillo más rápido. Ni siquiera apuntó. Solo levantó el revólver y tiró. La bala le dio al otro en el cuello. Salpicó sangre en el muro blanco. Lo vio caer muerto. No tuvo tiempo de asustarse ni de arrepentirse. Sigue corriendo. La Modelito, el barrio donde él creció, está solo a sesenta metros. Una vez dentro perderá a sus perseguidores. Acelera. La entrada al callejón se vislumbra. Hacia allá se dirige cuando suena una detonación. Rueda sobre la calle y queda despatarrada junto a un árbol. Una bala ha entrado por su pecho y le ha estallado el esternón. Mira la herida. Un círculo de sangre se expande en su camiseta. Se trata de incorporar. No puede. Se aferra de la rama de un árbol y jala, pero se desploma.

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