Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

QUIT-LIT


Noche y océano, Raquel Taranilla, p.225
Búsquenlo ustedes mismos en internet: tecleen quit-lit –por “lit( eratura) de la dimisión o del enviarlo-todoal-cuerno”- y anímense a conocer las tribulaciones de los muchísimos académicos que se mostraron a sí mismos la bandera blanca y se animaron a dejar por escrito su denuncia contra ese gran vertedero que es toda facultad (en muchos casos como parte de una terapia psicológica de largo alcance). Grosso modo, la quit-lit se sustenta sobre el drama de que toda trayectoria universitaria, además de sudor y lágrimas, incluye: frustración y escasas opciones de dar rienda suelta al deseo y a la creatividad; un sistema de retribución en el que rara vez se premia el mérito; lesiones en la piel y en las mucosas, de origen casi siempre psicosomático (aunque no únicamente); larguísimas jornadas dedicadas al papeleo; temporadas en las que te van holgados los pantalones de la talla S y otras en las que debes aguantar la respiración para meterte en la talla L; reuniones monopolizadas por los más pelotas o los más ineptos del lugar; sentimientos de odio exacerbado cuando en un artículo de tu exacta área de especialidad no se menciona tu trabajo; soledad; competitividad ultracapitalista fusionada con formas muy originales de vasallaje medieval; coitos poco satisfactorios, por culpa de tener la cabeza en otra parte (aunque no solo por ello); estudiantes escasamente motivados, déspotas y/o caprichosos como un cliente vip; autocomplacientes discursos inaugurales en boca del decano de turno; ansiolíticos y antidepresivos. ¿Puede alguien en sus cabales o sin parafilias sadomasoquistas acomodarse a ese pack perverso?

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