Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.239. INFIERNO, PURGATORIO, PARAISO / JORDI IBAÑEZ FANES


Cantaba no sé qué, he olvidado lo que estaba cantando, repantigado en aquel taxi, deslizándome, fluyendo. Porque resulta que todo empieza con un viaje en taxi, o que el viaje en taxi continúa desde quién sabe qué mundo anterior. Taxista, illévame a París! iLlévame al cielo! O mejor: llévame al infierno. Pero antes que nada, llévame a casa de Clotas, a Bellesguard, a la plenitud, a la vida de rico, demonios, y deprisa, que me muero de hambre. Sí, todo empieza aquí. O todo empieza así. Entras en un taxi y recitas la lección. Ahora, hay viajes que ... , carreras que ... ¿Por qué los taxistas hablan de carrera? Escuche, ¿usted qué carrera ha hecho? Mire, una carrera interminable, de forma que no querrá que le explique mi vida, ¿verdad? Pues no, gracias. Subes, entras, te adentras en el taxi. Penetras en él, como si fuese la cueva mágica de los viajes astrales, la cueva donde dicen que la sombra -de Buda pudo verse durante siglos grabada en la pared de roca. Eres la sombra, pues. La sombra del sueño, la sombra de la sombra del espectro viajando en taxi. Sí. Lo piensas y te lo dices en secreto: me gusta esta ciudad, y me gustan los viajes en taxi, esos impulsos de semáforo en semáforo con la ventana abierta y el aire de finales de verano dándome en la cara, instalado en el asiento trasero, mentalmente ausente, perdido tras el eco de los sonidos que vuelan con la sombra de lo que se escapa para siempre, absorto en el espejo encendido del porvenir, como un crepúsculo en el retrovisor.


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