Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

COSAS DE HOMBRES


Odiseicas, Carmen Estrada, p.223

Al comienzo de su libro Mujeres y poder, Mary Beard hace referencia a una escena de la Odisea como punto de partida para desarrollar la idea de cómo las voces de las mujeres no se han dejado oír en la esfera pública. En ella, Penélope baja de las habitaciones de las mujeres al gran salón de la casa, en el que se encuentran su hijo Telémaco y los pretendientes bebiendo vino y escuchando al aedo que canta el regreso de los héroes de Troya. Ella se dirige al cantor pidiéndole que cambie de tema porque aquel le despierta la añoranza de Odiseo, que aún no ha retornado después de tantos años. A Telémaco no le gusta nada la intervención de su madre, se acerca a ella y le reprocha que se meta en esos asuntos, porque a los hombres les gustan los cantos novedosos y aquello es. Y termina diciéndole: “Regresa ahora a tus habitaciones y ocúpate de tus labores, el telar y la rueca, y ordena a las sirvientas aplicarse a la faena. De la palabra se deben ocupar los hombres, y sobre todo yo, de quien es el poder en esta casa”

Para interpretar bien la escena es necesario conocer lo que ha ocurrido inmediatamente antes. Estamos en el canto I de la Odisea. Atenea ha convencido a los dioses reunidos en asamblea de que deben facilitar el regreso de Odiseo a su casa. Ella misma, adoptando el aspecto de un antiguo huésped de Odiseo, acude a Ítaca para animar al inexperto Telémaco a asumir responsabilidades y a hacer un viaje que, con el pretexto de recabar noticias de su padre, le enseñe un poco de mundo. Entre otras cosas le dice: “Convoca mañana a los aqueos a una asamblea y dile a todos tu palabra, y que los dioses sean testigos”. Él jamás había convocado una asamblea ni hablado en público hasta ese momento pero, en cuanto Atenea se despide, en esa misma escena, es cuando se dirige a su madre y le dice que la palabra es cosa de hombres.

La expresión utilizada por Telémaco para quitar la palabra a su madre es una fórmula procedente de la tradición oral que, con distintos referentes, aparece una vez en la Ilíada y en tres ocasiones en la Odisea. En todos los casos, la pronuncia un hombre que reivindica su competencia exclusiva en una materia, una exclusividad que, de una forma u otra, ha sido previamente cuestionada por una mujer.


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