Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

LA MIRADA


Fin, KO Knausgard, p. 329
En un diario que encontramos entre sus cosas después de su muerte, escribió sobre «la persona solitaria». Afirmaba que sabía distinguir la persona solitaria de otras personas, y era obvio que se consideraba a sí mismo una de ellas. También escribió sobre el trato en culturas de más al sur, que era más incluyente y social que el escandinavo, y no se podía leer más que como una expresión de que él anhelaba esa clase de vida. El hecho de que empezara a beber también tendría que ver con eso. Libertad, ausencia de ataduras, comunidad. La diferencia más radical en su vida antes y después de dejar nuestra familia fue, aparte del consumo de alcohol, toda esa vida social y toda esa gente que de repente formaban parte de su vida. Fue un nuevo comienzo, un último intento, pero el alcohol no era sólo una bendición, un regalo de  gracia, porque al poco tiempo sentía deseos de beber nada más levantarse, o no deseos, era más bien una necesidad, algo a lo que se veía obligado. Durante los fines de semana bebía desde que se levantaba hasta que se acostaba, los días de diario al principio conseguía refrenarse, no bebía por la mañana, luego empezó a volver a casa a la hora del almuerzo para beber un poco y seguía bebiendo toda la tarde, cada vez le costaba más resistirse, y al final, tras muchos años, se dio por vencido y lo mandó todo a la mierda. Pero todo empezó abajo, en su estudio, su necesidad de soledad, de mantener a distancia el mundo cercano, imposible de combinar con su anhelo de una vida social, era algo que no pudo reconocer o admitir hasta cerca del final, cuando de todas formas todo estaba perdido. Se metió en un túnel, el mundo se le fue estrechando y lo perdió todo, también a causa de una delirante agresividad y destructividad, según tengo entendido, que al final dirigió hacia dentro de él, y así se derrumbó, completamente fuera de la sociedad, de vuelta en esa casa donde todo empezó, a solas con su madre, en una continua corriente de bebida. El sacerdote que lo enterró dijo algo que nunca olvidaré. Lo importante es fijar la mirada, dijo. Lo importante es fijar la mirada.Lo importante es fijar la mirada.

1 comentario:

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