Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

PROCES 1


Esta bruma insensata, Vila-Matas, p.. 141
Mientras desayunaba, encendí la radio y no entendía de ningún modo qué podía estar ocurriendo: seguía todo muy apagado en Barcelona en cuanto a fiestas republicanas, porque no había alegría en las calles, ni acababa de celebrarse la llegada del nuevo Estado catalán, ni nada de nada. Empecé a preguntarme si no sería que la noche anterior los separatistas habían declarado la independencia y al mismo tiempo no la habían acabado de declarar. Y pronto vi que quizás no iba tan desencaminado. Poco a poco, a lo largo de aquella misma mañana, se empezó a comprobar que la proclamación de la República había sido una simulación, algo Con estructura de ficción, si acaso “un relato” -como lo llamaban los mismos políticos que lo habían inventado-, urdido por unos cargos públicos que buscaban primordialmente mantener la base de un electorado que les fuera fiel por mucho tiempo. Como parecía que se había repetido la proclamación en 1934 del Estado catalán –esta vez sin el dramatismo que comporta la pérdida de vidas-, era casi imposible no pensar en el famoso prólogo de El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, tan citado siempre y tan saturado de sentido: “Los hechos se repiten en la Historia, la primera vez como tragedia y la segunda como farsa”.

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