Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIÌT 879. LO QUE NO ESTA ESCRITO / RAFAEL REIG

Estaba esperando a que Carlos viniera a por el chico para irse al trabajo. Siete años después, las aguas habían vuelto a su cauce y Carmen ya ni recordaba cómo habían llegado tan lejos, hasta la demanda de divorcio, las medidas provisionales y la prohibición de que el padre viera a solas a su hijo. Se le había ido de las manos, se había dejado llevar por la abogada, pero había sabido rectificar. Al final, con el tiempo, habían reconstruido una relación nueva basada en lo único que tenían en común: para los dos lo más importante era el bienestar de Jorge. Carlos siempre sería el padre de su hijo. Puede que hubiera sido el peor de los maridos, pero ahora hasta ella misma reconocía que era un buen padre. No había más que ver a Jorge. Durante la última media hora había ido cuatro veces a hacer pis.
-¿Nervioso?
-¿Yo? Pero qué dices. Es que he bebido demasiado zumo.
Ese viernes no había instituto y su padre se lo llevaba los tres días de acampada, hasta el domingo por la tarde.
-¿De qué tienes miedo? ¿De los lobos?
-Muy graciosa. Es que me parto. Ja, ja y ja. En el Guadarrama no hay lobos, para que lo sepas.

-Siempre hay un lobo -dijo Carmen cuando sonó el telefonillo-. Ese es tu padre, ábrele la puerta.

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