Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

FRASE DE LA SEMANA


A ver cómo lo explico. Yo, lúcida y racionalmente, estoy en contra de la sociedad burguesa, Soy un hombre que esta absolutamente a favor de la irresponsabilidad, del libertinaje, Un sadiano puro. En cambio, mi subconsciente, mi tripa, es un angelito, una monja de la caridad.
Berlanga

INCIPIT 269. TIEMPOS DIFICILES / CHARLES DICKENS


CAPÍTULO 1
LO UNICO NECESARIO
—Pues bien, lo que quiero son hechos. No enseñe a estos chicos y chicas sino hechos. En la vida sólo se necesitan hechos. No plante otra cosa y arranque todo lo demás. Sólo con hechos se pueden formar las mentes de los animales racionales: ninguna otra cosa les será jamás de utilidad. Éste es el principio en el que educo mis propios hijos, y éste el principio en que educo a estos niños. Insista en los hechos, caballero!
La escena era la sala abovedada, monótona, desnuda y sencilla de una escuela, y, con el dedo índice estirado, el hablante iba poniendo énfasis a sus observaciones, subrayando cada frase con una línea sobre la manga del maestro. Al énfasis contribuía el recto muro de su frente, que tenía sus cejas por base, en tanto que sus ojos encontraban cómodo almacén en dos oscuras covachas, ensombrecidas por el muro. Al énfasis contribuía su boca, grande, delgada y firme, Al énfasis contribuía su voz, que era inflexible, seca y dictatorial. Al énfasis contribuía su cabello que, en los bordes le su cabeza calva, erizaba una plantación de abetos que resguardaban del viento su brillante superficie, toda cubierta de ronchas A1 igual que la corteza de una torta de ciruela, como si apenas tuviese espacio dentro de la cabeza para los sólidos hechos almace

LOLA FLORES


De Amar en Madrid, de Francisco Umbral, p. 139-141
Lola Flores, niña de Jerez de la Frontera donde hoy tiene una calle, hija del dueño de un bar, que lo vendió para ayudar a la chica en su carrera madrileña empieza en un espectáculo de Provincias y en 1942 viene al Madrid del hambre, los gasógenos y las colas, para hacer una película «Martingala» con Marchena A los catorce años, la niña le enviaba a las productoras madrileñas unas fotos de cuerpo entero donde aparece con la boca y las uñas muy pintadas, falda que hoy diríamos midi y zapatos blancos con puntera oscura, Despu5 de «Martingala», el fracaso, la edad, el hambre, lo de siempre Hace Una gira por provincias y luego Carcellé la despide «Madrid se me venía encima», ha dicho ella. Efectivamente Madrid se le viene encima al novel con su primera puerta en las narices La Gran Vía se llena de unos rascacielos kafkianos de pesadilla, y es como una Quinta Avenida del fracaso Eso lo sabemos todos por experiencia La madre y la hija están perdidas en Madrid
[…]
Luego vendría el contrato con Cesáreo González fabuloso para aquellos tiempos, Seis millones y medio de pesetas, Se Firmó el convenio en el museo de bebidas de Perico Chicote todavía joven, vestido como un diplomtj0 y un Cesár0 Gonz1 de melena ya gris plata, con el jersey en Punta de aquellos años, que sólo dejaba ver el nudo de la corbata Después hubo divergencj con Cesáreo como las había habido antes con Manolo Y, por fin, el romance con el guitarrjs de la compañía Ato00 González y la boda en El Escorial, de madrugada, sin azahar, con los ín timos. Un matrimonio que ha ido muy bien. Lola Flores, mito nacional y Lazo de Isabel la Católica

INCIPIT 268. BLANCO NOCTURNO / RICARDO PIGLIA


Tony Durán era un aventurero y un jugador profesional y vio la oportunidad de ganar la apuesta máxima cuando tropezó con las hermanas Belladona. Fue un menaje à trois que escandalizó al pueblo y ocupó la atención general durante meses. Siempre aparecía con una de ellas en el restaurante del Hotel Plaza pero nadie podía saber cuál era la que estaba con él porque las gemelas eran tan iguales que tenían idéntica hasta la letra. Tony casi nunca se hacía ver con las dos al mismo tiempo, eso lo reservaba para la intimidad, y lo que más impresionaba a todo el mundo era pensar que las mellizas dormían juntas. No tanto que compartieran al hombre sino que se compartieran a sí mismas.
Pronto las murmuraciones se transformaron en versiones y en conjeturas y ya nadie habló de otra cosa; en las casas o en el Club Social o en el almacén de los hermanos Madariaga se hacía circular la información a toda hora como si fueran los datos del tiempo.
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ECONOMIA

De Blanco nocturno, de Ricardo Vigila, p. 288
«Imputar a los medios de producción industrial una acción perniciosa sobre los afectos es reconocerles una potencia moral. ¿Acaso las acciones económicas no forman una estructura de sentimientos constituida por las reacciones y las emociones? Hay una sexualidad en la economía que excede la normalidad conyugal destinada a la reproducción natural» (dictado a Schultz).

HABITAT

De Subterráneos, de Vicente Lusi Mora, p.17
Ignoro de qué manera se ha podido hallar un modo de producción alimenticia en un desierto cubierto por acero, pero en Hábitat no escasean los vegetales, ni la comida animal. Desde hace unos meses, sin que nadie sepa cómo, en los contenedores-mercado de la zona oeste puede comprarse pescado fresco. Como bien sabe, a Hábitat sólo llegan diariamente pobladores a pie y camiones con contenedores, pero vacíos; lo he comprobado, personalmente. Más cosas. Ha comenzado la construcción vertical; a cinco kilómetros de Klapuyan (frontera sur de Hábitat desde hace seis años, como sabe), puede verse una torre de contenedores puestos en pie de no menos de 200 metros de altitud. No he podido esclarecer la ingeniería utilizada para semejante envite constructivo, créame que es una de las razones por las que decidí volver aquí: no sé si podría habitar confiado un lugar cuyas leyes no comprendo. Por lo demás, el cuidado arquitectónico roza el virtuosismo: los contenedores han logrado crear microclimas de sombra y zonas umbrías. El otro día descubrí un pasillo de kilómetro y medio a través de varias decenas de ellos, cuyas paredes frontales habían sido separadas con sierras. Es el lugar habitual de paseo de los moradores. También ha comenzado la excavación, y hay túneles en espiral de contenedores enterrados, donde se hace la vida social en grandes grupos. En algunas zonas se ha profundizado tanto que corren veneros desalados y la temperatura es fresca. La distribución poblacional media, hasta donde he podido comprobar, incluye a dos hombres y tres mujeres por contenedor, en régimen de familia abierta. Hay zonas enteras, sobre todo al norte, por donde más contenedores entran, de cubículos vacíos; y otras, más bien al sudeste, dedicadas al almacenamiento residual: de basuras, de trastos inservibles, de restos de las antiguas costumbres fuera de Hábitat, de cadáveres de moradores.

INCIPIT 267. SUBTERRANEOS / VICENTE LUIS MORA

Hábitat
Pero ahí no acaban las suposiciones. Hay algo más, según me cuentan. La disposición de los contenedores no se debió, en contra de lo que suele creerse, a ningún plan establecido; fue el azar y no un designio, quien comenzó a mover las piezas. Tampoco había una mente perversa o genial en el principio de todo: simplemente, una empresa en quiebra. Sí, como lo oye. Una empresa naviera, que se encontró en suspensión de pagos y con cinco mil contenedores diseminados en barcos, por todos los puertos y mares del mundo. Pensaron que vendiendo las mercancías que incluían los cubículos de acero era factible salvar la firma, pero los costes de traer todos los buques a Misrat disparataron las deudas, y cuando los capitanes atracaron sólo inflaron las deudas con sus reclamaciones de honorarios. La suspensión devino quiebra y la solución —los contenedores—, problema. Éstos fueron vaciados para hacer frente a los acreedores y, como habían vendido también las naves y solares de almacenamiento, alguien tomó la decisión de enviar los contenedores vacíos al desierto, justo donde ha comenzado el Hábitat. No me mire así, lamento que la explicación no sea romántica, usted me dijo que investigara y he investigado. Lo repetiré de nuevo. No hay nada irracional en el princzpio. Subrayo esta palabra porque las cosas cambian a partir del origen, bastante pragmático, como puede ver, del asunto, Los cinco mil contenedores fueron abandonados en el desierto al azar, a veces unos a continuación de otros, a veces encima de los ya existentes. El único plan rector era quitarlos de en medio, eso era todo, como si fueran cajas de cerillas mojadas. Sus toneladas de acero y su puzzle multicolor taparon arena hasta ser visibles desde el cielo. Se hicieron fotos casuales, turísticas, desde un avión.
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LA MUERTE DE BORGES

De Borges: la posesión póstuma, de Juan Gasparini, p.105-106
Su lucidez continuaba inalterable. La mantuvo intacta hasta que en «las últimas 24 ó 36 horas» el médico lo vio desfallecer «Es como si usted va desconectando uno a uno los fusibles de la electricidad, llega un momento en que la luz se extingue cuando usted apaga un buen número. Calmadamente uno duerme, luego entra en coma, una fase donde se respira cada vez peor, se vuelve a dormir, una agonía no violenta, suave.
El apartamento de la Grand Rue donde Borges se exdnguía con sosiego le fue procurado a comienzos de junio, según la apreciacion de Balavojne «Lo llevamos Ambroset y yo. Fue como la distensión de un resorte, A los tres días falleció apaciblemente El círculo se cerraba, las defensas se distienden. La fatiga y las complicaciones de una neumonía, sumadas a una disfunción cardíaca, le hicieron perder conciencia en las últimas 18 horas, Era casi imposible despertarlo el viernes por la tarde, Yo pasé junto a él un largo momento por la noche y cuando volví a la mañana del sábado acababa de morir. El Dr, Ambroset estaba a su lado en el momento de constatar el deceso. Terminó sereno, digno, como él quería y me lo dijera, habiendo vivido dignamente, Fui yo quien firmé el certificado de defunción a las 8.15 horas del 14 de junio de 1986»,
El recelo del pavor frente a la muerte, aproximado en la entre vista que me concediera en Ginebra en 1984, no sucedió. Dos años antes de que la tuviera enfrente, avizoraba que para él, «la muerte es una esperanza, Yo espero, como dijera mi padre, morir enteramente, en cuerpo y alma, y ser olvidado también, De modo que no pienso la muerte con temor, Aunque quizá cuando llegue sea bas tante cobarde, como lo son todos». Antes de producirse la confrontación, le preocupaba «en qué lengua voy a morir, pero no se quejaba», rescata Jean Pierre Bernés. En esos instantes, no perdió el gobierno de su personalidad. Su mente se mantuvo inundada por la serenidad. En los umbrales de la fractura con la vida ningún rapto de desesperación le aniquiló principios asumidos o lo convirtió en un renegado de lo que fuera. No traicionó sus conviccio nes de agnóstico, abrazando algún credo religioso. Ningun pánico lo movió a saltar del cerco de los estoicos hacia los católicos o protestantes.

FRASE DE LA SEMANA

¡Qué dicha la del coleccionista, la del hombre con tiempo¡
WB

INCIPIT 266. 24 HORAS EN LA VIDA DE UNA MUJER / STEFAN ZWEIG


En la pequeña pensión de la Riviera, donde entonces, diez años antes de la guerra, me hospedaba, estalló en nuestra mesa una violenta discusión que, exacerbando súbitamente los ánimos, amenazó con degenerar en furiosa reyerta
La mayoría de los hombres Poseen escasa imagínación, Todo lo que no les afecta de una manera inmediata y no hiere directamente sus sentidos, cual dura y afilada cuña, apenas logra excitarle5 mas si un día, ante sus ojos y en una proximidad palpable, acontece algo insignific estallan inmediatamen te en una pasión desmesurada Entonces, en cierto modo, su apatía se trueca en vehemencia frenética y extemporánea
Así ocurrió esta vez entre el grupo de personas enteramente burguesas que se sentaban a nuestra mesa, donde, de ordinario, flos entrega05 a un pacífico small talk y a pequeñas chanzas insustan ciales, para dispersar05 una VeZ terminada la co mida: el matrimonio alemán volvía a sus excur siones y a sus fotografí5 el sosegado danés a su aburrida pesca, la distingujd dama inglesa a sus libros, el matrimonio italiano a sus escapadas a Mon

ZSA ZSA GABOR

Con el 'Dr Muerte'
Zsa Zsa Gabor podría ser sometida a una "plastinación" cuando muera
Es la técnica que aplica Gunther von Hagens, el "Doctor Muerte", célebre por su muestra "Mundos corpóreos"
EFE- 02/09/2010
La diva de Hollywod Zsa Zsa Gabor, que fue ingresada grave hace dos días en una clínica de Los Angeles, podría ser sometida cuando muera a la técnica de "plastinación" por el conocido como Doctor Muerte e iniciar una gira mundial dentro de la muestra "Mundos corpóreos".
El rotativo alemán Bild se hace eco hoy del anuncio efectuado por Frederic Príncipe de Anhalt, marido de la actriz, quien desea que la diva, de 93 años, viva "eternamente" como figura plastinada por el profesor alemán Gunther von Hagens, más conocido como Doctor Muerte.
"Mi esposa siempre soñó con que su belleza se mantuviera imperecedera", explica el Príncipe de Anhalt en declaraciones al diario. Recuerda que "hace algunos años su amigo Michael Jackson le habló maravillado del proceso de 'plastinación' de cadáveres de Gunther von Hagens. Zsa Zsa estaba entusiasmada".
El marido de la actriz, de 67 años, indica que su deseo es que después de que muera y su cadáver fuera plastinado se sumara a la gira mundial de la exposición "Mundos corpóreos" de von Hagens a fin de que el público pueda "vitorearla una vez mas".
En declaraciones al rotativo Bild, Gunther von Hagens precisa que situaría Zsa Zsa Gabor "de cuerpo entero en una escena de alguna de sus muchas películas".
Tras ser dada de alta hace dos semanas, Zsa Zsa Gabor fue ingresada hace dos días de nuevo en la unidad de cuidados intensivos de la Clínica Ronald Reagan de Los Angeles al agravarse de nuevo su estado de salud.

INCIPIT 265. MIMOUM / RAFAEL CHIRBES


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Cuando tomé la precipitada decisión de vivir en Marruecos, no imaginaba que, en un país que había recorrido en varias ocasiones y que siempre me había parecido desértico pudiese llover tanto. Sin embargo, aquel invierno que pasé en Mimoun llovió durante semanas enteras El viento se ensañaba con las ramas de los árboles y las ramas de los árboles, al moverse torturaban mi imaginación. Conseguían con su triste sonido, trastornar mis sentimientos y arrastrarme a estados de ánimo más propios de un adolescente que del hombre que, ya por entonces, era,
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INCIPIT 264. HISTORIA DE UNA OBRA MAESTRA / HENRY JAMES


PARTE I
Fue apenas el verano pasado, durante una estancia de seis semanas en Newport cuando John Lennox se prometió a Miss Marian Everett de Nueva York. Mr. Lennox era viudo sin hijos, y poseía una gran fortuna. Tenía treinta y cmco años, un aspecto suficientemente distinguido y unos modales excelentes. Era también un hombre de costumbres irreprochables, que contaba con una cantidad excepcional de sólida información y cuyo carácter se decía, había sido somctido a un difícil y provechoso periodo de prueba durante su corta vida de casado. Por todo ello, se consideraba que era Miss Everett quien se llevaba un buen partido y la que más salía ganando con el enlace.
Sin embargo. también Miss Everett era una joven atractiva desde el punto de vista del matrimonio -la bella Miss Everett como la llamaban para distinguirla de algunas primas poco agraciadas con quienes, dado que no tenía madre ni hemanas.

BENETIANA

De Un caso de conciencia, de JB
Me recorrí casi todos los caminos de la comarca; creo que conozco todos los montes de su ribera mediterránea y de la sierra de la Matanza; no os imagináis qué clase de país es, tan distinto de éste: un monte bajo —sin un árbol—, muy severo y cuajado de matorral; apenas hay nada que ver en él. Casi todo el año un frío horrible, un frío que llega hasta los huesos porque la piel, de puro aterida, se olvida de él: como si la piel, al igual que las hojas, cayera en otoño para dejarte en los huesos todo el invierno, con una estufa que no tira y los libros de la mina. Ese carbón de Teruel es reacio al fuego, no se deja prender y echa un tufo horrendo a aceite quemado. Y no hay nada que ver, unos pocos arroyos helados, unas lomas cubiertas por la escarcha y —eso sí— un cielo despejado donde todo lo que puede albergar un poco de calor se disipa en la luz. En ocasiones, habiendo imaginado haber entrevisto un débil asomo de su presencia, abandonaba la barraca para caminar hasta el mediodía a lo largo de toda esa planicie helada y desnuda para no encontrar, junto a un aprisco abandonado y los restos de un fuego, otra cosa que el relincho de un caballo. Pero seguía buscándole, por la tarde, bordeando la Sierra de la Matanza para asomarme por encima de Valacloche sobre el valle del Guadalaviar, al que siempre he visto correr llevando humo (aparte) «hacia ese mar en cuyas riberas descansa, en cuyas playas saboreará la paz de mi ausencia, cuyo único objeto no será otro que el de engendrar amenazas a ese cuerpo inmundo que a veces se deja acariciar» para repetirme una y otra vez: «Todo pasará, todo pasará, dentro de pocos meses serás otro hombre»

INCIPIT 263. LA DESPEDIDA / MILAN KUNDERA


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Empieza el otoño y los árboles se vuelven amarillos, rojos, castaños; es como si el pequeño balneario del hermoso valle estuviera rodeado por un incendio. Por el pórtico pasean las mujeres y se inclinan hacia las fuentes. Son mujeres que no pueden tener hijos y que en este balneario esperan lograr la fertilidad.
Los hombres son mucho menos frecuentes entre los pacientes, pero hay algunos, porque, al parecer, los baños, además de sus mágicos efectos ginecológicos, fortalecen el corazón. Sin embargo, por cada paciente masculino hay nueve pacientes femeninos, lo cual resulta desesperante para la joven soltera que trabaja aquí como enfermera y atiende en la piscina a las damas estériles.
Ruzena nació aquí, aquí viven sus padres, ¿logrará salir algún día de este sitio en el que abundan tan terriblemente las mujeres?
Es lunes y se aproxima el fin de la jornada de trabajo. Aún hay que envolver con una sábana a las últimas señoras gordas, acostarlas en sus camillas, secarles la cara, sonreírles.
—¿Le vas a llamar? —le preguntan a Ruzena sus compañeras de trabajo; una de ellas es una robusta cuarentona, la otra es más joven y delgada.
—¿Por qué no? —dice Ruzena.
—No hay nada que temer —le dice la cuarentona

SNOPES -GUY SNOPES-

Educación penalizará a la empresa que surte de ordenadores a los colegios
La adjudicataria asegura que las fechas de entrega son "confidenciales"
DIANA MANDIÁ - Santiago - 08/09/2010
Educación aplicará la cláusula prevista para demoras en el contrato con Coremain, la empresa que debía suministrar los 15.000 ordenadores del proyecto Abalar para este 20 de septiembre, plazo que no podrá cumplir debido a "problemas de abastecimiento mundial" anunciados ayer por la consellería de Jesús Vázquez.
[...]
Los contratiempos a los que se enfrenta el proyecto Abalar ponen en espera a 200 centros educativos, públicos y privados, y a los 15.000 profesores y alumnos de quinto de Primaria y primero de la ESO que iban a aprovecharse desde principios de curso de la digitalización de muchas de las tareas de las aulas. El proyecto presentado por la consellería apostaba por la sustitución de las clases "tradicionales" por otras en las que los contenidos digitales tuvieran más presencia. A través de un portal web que aún no está en uso, los padres podrán conocer si su hijo falta a clase, la fecha de los exámenes, el horario de tutorías o los deberes del día siguiente. El sistema facilitará el seguimiento de las clases a los niños que se ausenten en períodos largos por razones de enfermedad.

FRASE DE LA SEMANA

Siempre hay dos versiones de la misma historia
MM

INCIPIT 262. CORRESPONDENCIA DE FRADIQUE MENDES / EÇA DE QUEIROS


Mi intimidad con Fradique Mendes comenzó en 1880, en París, hacia Pascua, justamente la semana en que regresara de su viaje al África Austral. Sin embargo, mis relaciones con ese hombre admirable databan de Lisboa en el remoto año de 1867. Fue en el verano de ese año, una tarde en el café de Martinho, cuando, en un número ya manoseado de la Revoluçdo de Setembro, vi el nombre de Fradique Mendes en letras enormes, bajo unos versos que me maravillaron.
Los temas (“los motivos emocionales”, como decíamos en 1867), de esas cinco o seis poesías reunidas en el folletín bajo el título de Lapidarias, tenían claramente para mí entonces una originalidad que me cautivaba. Era el tiempo en que yo y mis camaradas de cenáculo, deslum-

INCIPIT 261. CRONICA SENTIMENTAL EN ROJO / FRANCISCO GONZALEZ LEDESMA

1. LA SALIDA
MÉNDEZ fue a buscarle a la salida de la Modelo.
—Me han dicho que tienes un empleo, Richard.
La calle de Entenza santificada por una lluvia fina, frente a él el muro de las lamentaciones de la cárcel y a su espalda los portales silenciosos del verano que declina, que ya se va muriendo. Un bar donde el Xirinacs recibía las visitas de sus fieles y ante el que hacía huelga de hambre pidiendo la amnistía, uníos, cristianos rojos del mundo, uníos los que aún quedéis. Aunque el verano la ha ido aplastando, la ciudad aún palpita, y Méndez se acuerda entonces del viejo tiempo, malditas las playas, los ombligos con crema antisolar, las niñas con culín, los oficinistas con gafitas. A él, a Méndez, le obligaron a ir de servicio a las playas; él, Méndez, no quería. El es una rata de ciudad y lo seguirá siendo hasta que muera en olor de santidad en una vieja habitación de la que fue casa de mujeres de La Emilia. Méndez tiende la mano al recién salido, comprueba de un vistazo que aún sigue fuerte, que conserva, aunque dormida, su antigua flexibilidad de tigre
—Estás en forma, Richard.
Un café, el primer café en libertad, la calle maravillosa y viva al otro lado del muro. Méndez que se rasca.
—Coño, Richard, aquí también hay pulgas.
La calle Tuset, para que no se diga que no vamos a sitios finos, la Coya del Drac, lugar de luz discreta y velador antiguo, punto de reunión para jazzistas, escritores principiantes, niñas que han perdido el virgo, niños que han estrenado la moto. Y luego el largo paseo por las calles húmedas de la ciudad, coño, qué cosas, Richard, hasta la calle Nueva, hasta la gran madre negra, ya estás en el sitio donde todos te conocen, aquí nada
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INCIPIT 260. CINCO HISTORIAS DEL MAR / JOSEP PLA

Por entonces, querido amigo, vivíamos en Fornells —no en el Fornells de Menorca, que es un sitio destemplado y árido, sino en el Fornells de nuestro país, que es abrigado y dulcísímo—. Luego de tanto vagabundear por el mundo y de tantas e inútiles fatigas, convenía pararse a descansar un poco. La determinación fue buena: me fui allí por quince días y seguía allí al cabo de un año, libre de hambre, quehaceres e inquietud.
En aquella época, en Fornells, no había ni iglesia, ni reloj público, ni oficina administrativa, ni encarnación de la autoridad legal. Ni siquiera había cementerio, hecho sorprendente, con los cementerios que hay en este mundo. Ello nos daba la sensación, a los que vivíamos allí, de que no íbamos a morir nunca. Si alguien acertaba a morir, los llantos que ocasiona la presencia de la muerte se convertían en la angustia, más seca, del transporte de un ataúd por caminos inverosímiles. En el paraje había una excelente aguada, bajo los pinos, con un lavadero, donde solían ir a lavar las muchachas de luminosas dentaduras y frescas encías. En invierno, cuando las lluvias acrecentaban los manantiales, brotaba de ellos un chorro de agua como un muslo de mujer, translúcido, con el verdiazul de las venas bajo la carne del agua sonrosada.
Era una dispersión de casas insignificantes, enlazadas con una población remota por senderos y atajos. Ni síquiera había un núcleo urbano apreciable. Entre hombres y mujeres, viejos y niños, seríamos unas treinta y cinco personas, y todas las casas ocupadas se abrían a cuatro vientos, separadas por distancias apreciables. Hubiera sido exagerado hablar de pueblo: eran casas de pescadores levantadas sobre el roquedal aprovechando los rincones más resguardados, rodeadas de matas de len-

BENETIANA

De Agonía confutans, de JB
EL CENSOR.
Yo creo en la mudanza de los hombres. ¿Habéis probado a ser los mismos de siempre?
CORPUS.
Jamás hemos dejado de ser los mismos. Es muy fácil demostrarlo por la reducción al absurdo. Para ser distinto, en dos momentos distintos, es preciso saber la diferencia, lo que exige que en cada momento se sepa lo que se es; pero como yo sé ahora lo que soy, no puedo saber lo que he sido a menos que sea lo que he sido o sea aquél que siempre sabe lo que ha sido e incluso lo que es; ahora bien, como no se puede ser sin saber lo que se es, tampoco se puede saber lo que se es sin ser lo que se sabe que se es y, por consiguiente, aquél que siempre sabe lo que ha sido es aquél que siempre ha sido lo que sabe que es; y como esto es lo que es, esto mismo es lo que ha sido.
EL CENSOR.
Ya.
PERTES.
A menos que no sepa nunca lo que es o que sepa solamente lo que no sabe ser. En tal caso, como no sabe lo que es tampoco sabe ni supo lo que fue y sigue siendo aquél que sin saber lo que ha sido ni lo que es, puede saber que no es lo que ha sido.
EL CENSOR.
¿Y por qué no probáis a no ser lo que habéis sido?
CORPUS.
Nos sentiríamos muy solos.

LA BELLEZA


De La despedida, de Milan Kundera, p. 83

Después los compañeros de mesa se despidieron y se marcharon y Jakub dijo mirando a Ruzena:
—Hegel tiene una reflexión interesante sobre el denominado perfil griego, cuya belleza consiste, según él, en que la nariz guarda la misma línea que la frente, con lo cual se acentúa la parte superior de la cabeza, que es donde residen la razón y el alma. Al mirar a tu vecina compruebo que en su caso todo el rostro se centra, en cambio, en la boca. ¡Fíjate con qué empeño mastica y al mismo tiempo habla en voz alta! La acentuación de la parte inferior, la parte animal del rostro, le disgustaría a Hegel y sin embargo esa chica, aunque me resulta antipática por algún motivo, es bastante guapa.

WIKIPEDIA

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