Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

GTB


Algún día seré recuerdo, Marcos Giralt Torrente, p. 42

CARTA BLANCA

Querido abuelo:

No es fácil resumir los diecisiete años transcurridos desde tu muerte. Diecisiete años sin tu amparo. Como el espacio que me han concedido para esta extraña carta es escaso, a riesgo de obviar asuntos relevantes mencionaré solo lo que te atañe directamente: las dos estirpes de tu descendencia se separaron nada más morir tú, murió tu última mujer y murieron los dos hijos varones de la primera, mi abuela. Desde entonces la muerte se ha convertido en rutina. Mi propio padre murió hace ya nueve años.

Pero vayamos a lo bueno, que igualmente lo ha habido: he publicado algunos libros, y si bien no estudié las oposiciones que me recomendabas, me atreví a ser padre. Tú, que lo fuiste once veces, sin duda adivinas el volantazo de miedos y alegrías antes desconocidas que he experimentado. A mí, padre de un único hijo, me cuesta imaginar qué componendas tuviste que hacer contigo para permitirte tu fabulosa fecundidad. Once hijos es demasiado. Los sacaste adelante, nadie puede reprocharte lo contrario. Pero ¿a qué precio? ¿Fuiste justo con todos ellos? ¿Y qué significa exactamente sacarlos adelante? ¿Alimentarlos mientras fueron menores? ¿Procurarles estudios? Tendemos a pensar que los muertos permanecen inalterados en la memoria de quienes los conocieron en vida.


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