Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.233. LA PRIMA ROSAMUND / REBECCA WEST


Nada volvió a ser igual de fascinante tras la muerte de mamá y Richard Quin. No puedo pensar en dos personas más felices y entretenidas que Mary y yo tras la boda de Cordelia, cuando nos quedamos solas con nuestra madre, nuestro hermano y Kate, pero aunque perder aquel calor,  aquel asombro y aquella alegría fue una tragedia peor que el hambre y la sed, también nos libró de los elementos más crueles del dolor. No nos preguntábamos adónde habían ido nuestros muertos ni pensábamos en que su destino podría haber sido otro que la podredumbre, no aborrecíamos aquella terrible pérdida. Nuestros muertos eran como las constelaciones; tal vez no pudiéramos tocarlos, pero no por eso dudábamos de su existencia. Sabíamos que estaban maravillosamente unidos y, aunque habríamos preferido un final más digno, sabíamos que su destino era para ellos algo tan propio como la música para nosotras. Aun así, tuvimos que dejar Lovegrove. Aquella casa nuestra podría habernos inclinado al pensamiento mágico; podríamos haber acabado recreando el pasado e instalándonos en él.


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