Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

OBLOMOV

De Oblomov, de Iván Alexándrovich Goncharov, p.74-75
- El señor iba a escribir al propietario, ¿no es cierto, Ilia IIIich?

-Sí, le escribiré . Pero todo no se puede hacer al mismo tiempo.
- Podría escribirle en este momento, si quiere hacerlo.
-¡ Ahora! Ahora tengo otras cosas mucho más importantes en que pensar. Imaginas que todo es tan fácil como cortar leña. ¡ Mira, mira, ni tan siquiera tenemos tinta en casa ! -exclamó Oblomov introduciendo la pluma en el tintero--. ¿ Cómo puedo escribir sin tinta?
-Voy a llenarlo de kvas - repuso Zajar, y cogiendo el tintero salió del cuarto, mientras Oblomov buscaba una hoja de papel
-¡ Tampoco hay papel¡ - exclamó Ilia lllieh montando en cólera- . ¡Este ZaJar! ¡Será mi ruina! Te repito que eres un criminal! -exclamó cuando le vio entrar- ¡No te preocupas de nada! ¡En toda la casa es imposible encontrar una hoja de papel de escribir!
Zajar sacó de un cajón media hoja de papel gris.
- No sirve -repuso Oblomov- . Es el que utilizo para cubrir el vaso de noche.
Zajar guardó silencio.
- Bien, dámelo. Luego Alexeiev lo copiará.
Ilia Illich tomó asiento ante la mesa e inmediatamente empezó a escribir:
Muy señor mío ...
- ¡Vaya una tinta! - exclamó-. ¡Otra vez procura ocuparte de las cosas mejor, Zajar!
Transcurrieron unos segundos y continuó escribiendo:
El piso en el cual habito, en el segundo rellano de la casa en la cual se propone usted realizar obras, es muy adecuado para mi manera de vivir a los hábitos que he ido adquiriendo durante mi larga estancia en esta casa. Pero habiéndome enterado por mi criado Zajar Trofimich, de que usted le había dicho que el piso que yo ocupo…
Oblomov se detuvo y releyó lo escrito.
-¡Qué calamidad! --exclamó en voz alta-o He puesto dos veces el cual y luego tres que seguidos.
Corrigió la redacción, pero entonces parecía que el cual hiciera referencia al piso en vez de a la casa. Trató de arreglarlo y suprimió uno de los ques. Tachó la palabra, pero tuvo que volver a escribirla, haciéndolo hasta tres veces; siempre sin el menor éxito.
No hay modo de solucionarlo -murmuró lleno de impaciencia- . ¡Maldita carta ! Pero no quiero romperme la cabeza por una tontería como ésta. Al parecer, he perdido el hábito de escribir cartas de negocios. Pero veo que están a punto de dar las tres." .
- ¡Zajar!
Oblomov rompió en cuatro pedazos el papel y lo arrojó al suelo.

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