Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

MATEMATICA Y LOCURA

De Prisión perpetua, de Piglia, p.135
EXPERIENCIA. Los jóvenes matemáticos, dijo Erika, como los poetas y los ajedrecistas y los músicos, hacen sus grandes obras y sus grandes descubrimientos antes de los veinte años, luego envejecen y son conservados en el museo o se destruyen como una llama que arde un instante y muere. Empezó a dar nombres: Einstein, Gódel, Keats, Capablanca, Mozart, Rimbaud son siempre niños un poco monstruosos y siniestros. Fenómenos de feria. Existe, dijo, una galería de freaks en el universo intelectual. Ellos poseen el genio de la forma y captan con un solo golpe de vista grandes estructuras y las fijan en un punto porque carecen de experiencia. Tienen una capacidad inhumana de concentración porque no tienen pasiones. Son geniales porque son infantiles, es decir, porque son inexpertos. A medida que viven pierden el poder de abstracción. Son vírgenes, son célibes, son animales raros, crecen en condiciones excepcionales, aislados del mundo por el muro de vidrio de la muerte emocional, como peces nadan en el acuario, flotan en un lenguaje abstracto, personal, los signos son el único aire que respiran.

Pronto los cultivarán como a animales raros, en el monasterio de los campus universitarios, alejados del contacto con la vida.
El genio depende de la inexperiencia, dijo Erika y luego encendió un cigarrillo y se rectificó, el genio es la inexperiencia.

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